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lunes, julio 12, 2021

Puedes cambiar el mundo

Puedes cambiar el mundo
Tan solo en un instante
Puedes cambiar de rumbo
Si quieres que eso pase

Puedes mirar adentro
Tu sentimiento
El universo traerá tus sueños
Cambiar el mundo
Empieza por ti

Verás que los colores
Son mucho más brillantes
Verás con otros ojos
La magia en todas partes

Arriba y adelante
Se ven los horizontes
Si el sol también renace
Renacerán los hombres

Cambiar el mundo
(Empieza por ti)

Si se renueva la esperanza
(Empieza por ti)
Si te convences que se puede cambiar

Si quiero un cielo nuevo
Empiezo yo primero
Y elevo una alabanza
Hacia la humanidad

Empiezo por mí
(Para cambiar el mundo)
Empiezo por mí
(Para cambiar el mundo)

Puedes cambiar hoy mismo
El curso de tu viaje
Verás que no es lo mismo
Si tienes el coraje

Arriba y adelante
Se ven los horizontes
Si el sol también renace
Renacerán los hombres

Cambiar el mundo
Empieza por ti

Si se renueva la esperanza
(Empieza por ti)
Si te convences que se puede cambiar
Si quiero un cielo nuevo
Empiezo yo primero
Y elevo una alabanza
Hacia la humanidad

Empiezo por mí

Si quiero un cielo nuevo
Empiezo yo primero
Y elevo una alabanza
Hacia la humanidad

Empiezo por mí
(Para cambiar el mundo)
Empieza por ti
(Para cambiar el mundo)
Empiezo por mí
(Para cambiar el mundo)
Empieza por ti

Empiezo por mí
(Para cambiar el mundo)
Empiezo por mí
Empieza por ti
Empiezo por mí
Empieza por ti
Empiezo por mí
Empieza por ti
Empiezo por mí
Empieza por ti

viernes, julio 09, 2021

¡El hombre nuevo!

El éxito no depende de acontecimientos que suceden en nuestro mundo exterior, sino de las decisiones que un hombre valiente toma para cambiar su mundo interior.

Si entendemos que el verdadero cambio debe ocurrir dentro de nosotros, seguramente llegaremos a experimentarlo.

Si nos dedicamos a acompañar  las acciones de quienes sueñan un mundo mejor, seguro llegaríamos más rápido a su feliz conclusión.  

Si nos dedicáramos a pintar sonrisas en las caras de quienes comparten nuestro mundo inmediato, tendríamos corazones más sanos en el hogar de La Paz.

Si pasáramos más tiempo con nuestros hijos e hijas que con nuestros teléfonos y ocupaciones, nos gozaríamos la bendición de tener una familia más humana.

Si amamos con sinceridad y nos gozamos en el acto hacerlo, lograremos justamente la prosperidad.

Si colmamos de alegría a quienes nos rodean, callados esperamos el triunfo cuando nos golpean y luchamos con fuerza en la adversidad venciendo los miedos a punta de voluntad, entonces seremos capaces de laurear nuestro existir.

Si entregamos un abrazo acompañado de un “te quiero, te quiero” seguro recibiremos a cambio un “te amo” sincero.

Si nos ocupamos más en hacer que en prometer, hallaremos en nuestros hogares anhelos de crecer.

Si acompañamos a los nuestros en su duro batallar, tendremos lindas sonrisas y motivos para celebrar.

Si convertimos nuestras tareas en fuente de inspiración, si cada cosa que hacemos la obramos con el corazón, obedeciendo al amor antes que a las razones, nuestros días sobre la tierra serán una sublime canción. ♥︎

Revista Sembradores 

jueves, julio 08, 2021

El círculo del 99

Había una vez un rey muy triste que tenía un sirviente que era muy feliz. Todas las mañanas llegaba a traer el desayuno y despertaba al rey cantando y tarareando alegres canciones de juglares. Una sonrisa se dibujaba en su distendida cara y su actitud para con la vida era siempre serena y alegre. Un día el rey lo mandó a llamar.

—Paje –le dijo- ¿Cuál es el secreto?

—¿Qué secreto, Majestad?

—¿Cuál es el secreto de tu alegría?

—No hay ningún secreto, Alteza.

—No me mientas, paje. He mandado a cortar cabezas por ofensas menores que una mentira.

—No le miento Alteza, no guardo ningún secreto.

—¿Por qué estas siempre alegre y feliz? Eh, ¿Por qué?

—Majestad, no tengo razones para estar triste. Su Alteza me honra permitiéndome atenderlo. Tengo mi esposa y mis hijos viviendo en la casa que la Corte nos ha asignado, somos vestidos y alimentados, y además su Alteza me premia de vez en cuando con algunas monedas para darnos algunos gustos, ¿Cómo no estar feliz?

—Si no me dices ya mismo el secreto, te haré decapitar, dijo el rey. Nadie puede ser feliz por esas razones que has dado.

—Pero Majestad, no hay secreto. Nada me gustaría más que complacerlo, pero no hay nada que yo esté ocultando…

—Vete, ¡vete antes de que llame al verdugo!

El sirviente sonrió, hizo una reverencia y salió de la habitación. El rey estaba como loco. No consiguió explicarse cómo el paje estaba feliz viviendo de prestado, usando ropa usada y alimentándose de las sobras de los cortesanos. Cuando se calmó, llamó al más sabio de sus asesores y le contó su conversación de la mañana.

—¿Por qué él es feliz?

—Ah, Majestad, lo que sucede es que él está afuera de su círculo.

—¿Fuera del círculo?

—Así es.

—¿Y eso es lo que lo hace feliz?

—No Majestad, eso es lo que no lo hace infeliz.

—A ver si entiendo, ¿estar en el círculo te hace infeliz?

—Así es.

—¿Y cómo se salió?

—Nunca entró Su Majestad.

—¿Qué círculo es ese?

—El círculo del 99

—Verdaderamente, no te entiendo nada.

—La única manera para que entendieras, sería mostrártelo en los hechos.

—¿Cómo?

—Haciendo entrar a tu paje en el círculo.

—¡Eso! obliguémoslo a entrar.

—No, Alteza, nadie puede obligar a nadie a entrar en el círculo.

—Entonces habrá que engañarlo.

—No hace falta, Su Majestad. Si le damos la oportunidad, él entrará solito.

—¿Solito? ¿Pero él no se dará cuenta de que eso es su infelicidad?

—Si se dará cuenta.

—¡Entonces no entrará!

—No lo podrá evitar.

—¿Dices que él se dará cuenta de la infelicidad que le causará entrar en ese ridículo círculo, y de todos modos entrará en él y no podrá salir?

—Tal cual Majestad; estás dispuesto a perder un excelente sirviente para poder entender la estructura del círculo?

—Sí.

—Bien, esta noche te pasaré a buscar. Debes tener preparada una bolsa de cuero con 99 monedas de oro, ni una más ni una menos.

—¡99! ¿Qué más? ¿Llevo los guardias por si acaso?

—Nada más que la bolsa de cuero. Majestad, hasta la noche.

Así fue. Esa noche, el sabio pasó a buscar al rey. Juntos se escurrieron hasta los patios del palacio y se ocultaron, junto a la casa del paje. Allí esperaron el alba. Cuando dentro de la casa se encendió la primera vela, el hombre sabio agarró la bolsa y le pichó un papel que decía:

“Este tesoro es tuyo. Es el premio por ser un buen hombre. Disfrútalo y no cuentes a nadie como lo encontraste”.

Cuando el paje salió, el sabio y el rey espiaban, para ver lo que sucedía. El sirviente vio la bolsa, leyó el papel, agitó la bolsa y al escuchar el sonido metálico se estremeció, apretó la bolsa contra el pecho, miró hacia todos lados y cerró la puerta.

El rey y el sabio se arrimaron a la ventana para ver la escena. El sirviente había tirado todo lo que había en la bolsa sobre la mesa y dejado solo la vela. Se había sentado y había vaciado el contenido en la mesa. Sus ojos no podían creer lo que veían. ¡Era una montaña de monedas de oro! Él, que nunca había tocado una de esas monedas, tenía hoy una montaña de ellas para él. El paje las tocaba y amontonaba, las acariciaba y hacía brillar la luz de la vela sobre ellas. Las juntaba y desparramaba, hacía pilas de monedas. Así, jugando y jugando empezó a hacer pilas de 10 monedas. Una pila de diez, dos pilas de diez, tres pilas, cuatro, cinco… y mientras sumaba 10, 20, 30, 40, 50, 60… hasta que formó la última pila: ¡9 monedas! Su mirada recorrió la mesa primero, buscando una moneda más; luego en el piso y finalmente en la bolsa.

—No puede ser, pensó.

Puso la última pila al lado de las otras y confirmó que era más baja.

—Me robaron –gritó-, me robaron, ¡malditos!

Una vez más buscó en la mesa, en el piso, en la bolsa, en sus ropas, sus bolsillos, corrió los muebles, pero no encontró lo que buscaba. Sobre la mesa, como burlándose de él, una montañita resplandeciente le recordaba que había 99 monedas de oro, “sólo 99”.

—99 monedas. Es mucho dinero, pensó. Pero me falta una moneda. Noventa y nueve no es un número completo –pensaba-, Cien es un número completo pero noventa y nueve, no.

El rey y su asesor miraban por la ventana. La cara del paje ya no era la misma, estaba con el ceño fruncido y los rasgos tiesos, los ojos se habían vuelto pequeños y arrugados y la boca mostraba un horrible rictus. El sirviente guardó las monedas en la bolsa y mirando para todos lados para ver si alguien de la casa lo veía, escondió la bolsa entre la leña. Tomó papel y pluma y se sentó a hacer cálculos.

¿Cuánto tiempo tendría que ahorrar el sirviente para comprar su moneda número cien?

Todo el tiempo hablaba solo, en voz alta. Estaba dispuesto a trabajar duro hasta conseguirla.

Después, quizás no necesitara trabajar más. Con cien monedas de oro, un hombre puede dejar de trabajar. Con cien monedas de oro un hombre es rico. Con cien monedas se puede vivir tranquilo.

Sacó el cálculo. Si trabajaba y ahorraba su salario y algún dinero extra que recibía, en once o doce años juntaría lo necesario.

Sacó las cuentas: sumando su trabajo en el pueblo y el de su esposa, en siete años reuniría el dinero. ¡Era demasiado tiempo! Quizás pudiera llevar al pueblo lo que quedaba de comidas todas las noches y venderlo por unas monedas. De hecho, cuanto menos comieran, más comida habría para vender… Vender… Vender… Estaba haciendo calor. ¿Para qué tanta ropa de invierno, para qué más de un par de zapatos? Era un sacrificio, pero en cuatro años de sacrificios llegaría a su moneda cien.

El rey y el sabio volvieron al palacio. El paje había entrado en el círculo del 99…

Durante los siguientes meses, el sirviente siguió sus planes tal como se le ocurrieron aquella noche. Una mañana, el paje entró a la alcoba real golpeando las puertas, refunfuñando de malas pulgas.

—¿Qué te pasa?, preguntó el rey de buen modo.

—Nada me pasa, nada me pasa.

—Antes, no hace mucho, reías y cantabas todo el tiempo.

—Hago mi trabajo, ¿no? ¿Qué querría su Alteza, que fuera su bufón y su juglar también?

No pasó mucho tiempo antes de que el rey despidiera al sirviente. No era agradable tener un paje que estuviera siempre de mal humor.

Ustedes y yo y todos alrededor hemos sido educados en esta psicología: siempre nos falta algo para estar completos, y sólo completos se puede gozar de lo que se tiene. Por lo tanto, nos enseñaron que la felicidad deberá esperar hasta completar lo que falta. Y como siempre nos falta algo, la idea retoma el comienzo y nunca se puede gozar de la vida. Pero, qué pasaría si la iluminación llegara a nuestras vidas y nos diéramos cuenta, así, de golpe, que nuestras 99 monedas son el cien por ciento del tesoro, que no nos falta nada, que nadie se quedó con lo nuestro, que nada tiene de más redondo cien que noventa y nueve, que todo es sólo una trampa, una zanahoria puesta frente a nosotros para que seamos tontos, para que jalemos del carro, cansados, malhumorados, infelices o resignados. Una trampa para que nunca dejemos de empujar y que todo siga igual… ¡eternamente igual!

Cuantas cosas cambiarían si pudiéramos disfrutar de nuestros tesoros tal como están.

Sé un promotor de los valores… Si nosotros no hacemos algo por cambiar nuestro entorno… ¿Quién lo hará…? ¿Qué sociedad le quieres heredar a tus hijos…? ¿Qué hijos le piensas dar a la sociedad?. ♥︎

Revista Sembradores

Los juegos de la vida

Tu concepción en el vientre de tu madre fue tu primer desafío y competencia en los juegos de la vida; superaste la fase eliminatoria, clasificáste para participar en las olimpiadas de la vida, jugaste como ningún otro jugó y mira... ¡Te coronaste campeón!

¡Lo lograste campeón! En estas olimpiadas te enfrentaste contra millones de competidores superándolos a todos. El objetivo de la competencia consistía en dar en el blanco y fecundar el óvulo de tu mamita… ¡Y fuiste el feliz ganador!

Por eso es bueno recordarte que un motivo para la acción (motivación) es estar consciente de que la vida está hecha de tiempo, desde el momento de tu nacimiento y hasta el día de tu muerte –de la cuna al sepulcro–. Tu gran compromiso, proyecto y misión es construirte a ti mismo, es decir: al nacer eres un diamante aún en estado de carbón. Debes, entonces, empezar a  tallar y pulir la piedra bruta que tú mismo representas. Si tú lo deseas puedes transformarte, dándole forma y brillo a la piedra que eres en este momento, hasta llegar a ser el majestuoso diamante que estás destinado a ser desde el mismo instante de tu creación.

Esa es la razón por la cual estás en los juegos de la vida. ¿Aceptas el reto?

Crea, genera, produce y usa las riquezas materiales que el universo ha dispuesto en abundantes cantidades para los hijos de esta tierra. Pero también cultiva los valores  y principios superiores e inmateriales, comprométete en esto, recordando en todo momento que por intangibles que sean, en ellos reside la verdadera riqueza y se constituyen como el punto de partida para el proceso de construcción de un ser humano de orden superior.

El conocimiento consciente aleja la ignorancia y puedes, con él, usar mejor tu libre albedrío. Toma consciencia de cómo son los juegos de la vida y te convertirás en un líder servidor de tus semejantes, aceptando con entusiasmo y optimismo la tarea de guiar y comunicar un mejor futuro, sirviéndote a ti mismo, a tu familia y a tu equipo de trabajo.

Ahora ya lo sabes, hay una actividad que nadie puede realizar por ti y precisamente a eso viniste a este mundo: a jugar los juegos de la vida. A vivir tu vida y a cumplir con el compromiso de crecer y realizarte, desarrollando al máximo tu potencial creador y co-creador de experiencias y una vida de excelencia.

Se realista y humilde al actuar, no te creas omnipotente, pues junto a todas las creaturas, eres un co-creador que participa en la sinfonía magistral del universo. Pon en práctica la solidaridad, desarróllate personalmente, elévate a un nivel superior de desempeño y haz aportes de calidad en el grupo social al que perteneces. Haga siempre tu mejor esfuerzo con realismo optimista.

Entonces ¡Motívate, despierta y utiliza tu poder! Pues con tu esfuerzo consciente y persistente puedes lograr grandes realizaciones y ser feliz, al tiempo que haces felices a tus semejantes (creadores ellos también). Algunos quizás con un grado menor de consciencia que el tuyo, pero creadores al fin. ¡Tus semejantes te necesitan como coequipero! ¡Tu aporte será siempre valioso, no se los niegue! Acepta los triunfos lo mismo que las derrotas, aborda los problemas con serenidad, madurez y autocontrol, pues también forman parte de los juegos de la vida. Pero recuerda buscar inteligente y creativamente la oportunidad que estos traen consigo, ya que también son parte de la única constante de la vida: el cambio indetenible desde tu nacimiento hasta tu muerte. ¡Todo es un continuo y constante cambiar!

Tu flexibilidad y adaptabilidad siempre serán sinónimos de juventud y posibilidad de éxito y felicidad.

Recuerda también que es tu deber fomentar y promover el cambio en ti mismo y en tu entorno para mejorar ¡Pues eres un ser humano valioso y un gran líder automotivado y comprometido! ♥︎

Revista Sembradores 

lunes, julio 05, 2021

Mi talento dice sí, mis pensamientos dicen no

Una de las primeras cosas que aprendí en la escuela de sociología fue que la sociedad es un grupo de personas con intereses comunes que se relacionan entre sí. El hombre como protagonista de lo socialmente establecido, como la razón de ser de la historia, como la materia prima del universo. Sin embargo, me da la impresión de que a veces de manera inconsciente invertimos mayores recursos en tiempo y dinero a los procesos que configuran lo humano, que a lo humano mismo. Es por eso que se hace cada vez más común presenciar cómo un empresario tira la casa por la ventana cuando se trata de comprar maquinarias, sistemas operativos e insumos para su compañía y a su vez se aleja de una manera preocupante de la inversión en la capacitación y formación de su personal tanto técnica como emocionalmente.

Es contradictorio. Por un lado deseamos mejorar las utilidades de nuestras empresas y vidas, pero por otro le damos la espalda a la inversión en el talento humano, que es el eje sobre el cual se construye el éxito. ¿Conoces alguna empresa que logre funcionar a control remoto, con la presencia de robots y la ausencia de hombres y mujeres? No existen. Lo que sí existen son empresas conformadas por seres humanos en quienes recae la responsabilidad, a través de sus recursos y creatividad, de salir adelante y así darles a sus compañías un repunte tanto financiero, como social.

En definitiva, el talento es lo que nos identifica como seres humanos, es lo que nos alienta a vivir, es lo que en ocasiones nos reconcilia con la vida, nos da propósito, nos fusiona a un estilo de vida superior en donde lo que buscamos es crear, inventar, darle al mundo ideas que nos permitan no solo agruparnos como sociedad sino también reconciliarnos con nosotros mismos.

Estas y muchas razones más me han llevado a dictar talleres, conferencias incluso crear una audio-conferencia sobre talento en donde trato de explicar la importancia de conectarnos a nuestros talentos y destrezas, es decir, saber de qué somos capaces y no pasarnos la vida subestimándonos, devaluándonos y desacreditándonos, como si la vida siempre estuviera confabulada en nuestra contra. El talento que todos y cada uno de nosotros poseemos es la llave que abre nuestra puerta al progreso, es nuestro boleto al desarrollo, no existe mejor opción para cualquier ser humano que tener claridad con respecto a cómo ganarse la vida mediante sus mejores habilidades. Desconocerlo nos coloca de espaldas a la prosperidad y nos envía directamente a la pobreza.

Es increíble cómo perdemos tiempo buscando caminos que nos lleven a un éxito inmediato a través de atajos, ignorando que en nosotros mismos vive una posibilidad -talento- que si la sabemos utilizar, somos perseverantes y nos disciplinamos, nos daría un retorno económico, espiritual, social y ético inimaginable. Nuestras carencias materiales, existenciales tal vez, pudieran tener su origen en el desconocimiento de lo que somos capaces de hacer, en nuestra desconexión con aquello que nos caracteriza y nos distingue como humanos. De ahí la importancia de darnos a la tarea de indagarnos, conocernos tener consciencia, identificación, conexión y aplicación de nuestro talento.

Por ejemplo: Imaginemos que siempre has sido habilidoso al momento de enfrentar la tecnología, es decir, manejar un teléfono móvil, una computadora, una tablet y cualquier otro dispositivo moderno; que adicionalmente amas utilizarlos, el tiempo se te pasa volando, incluso olvidando comer, tomar agua y hacer cualquier actividad cotidiana mientras los utilizas. Es muy probable que esa sea una de tus habilidades, considerando tus niveles de creación y pasión en el tiempo invertido. Ante una situación de tales características cabría la pregunta: ¿Qué hacer?

Yo diría que estructurar esa pasión y meditar cómo lograr convertir esa actividad en una forma de ganarse la vida. Fue así como lo hicieron hombres como Bill Gates, Steve Jobs, entre otros.

Así pues, Una vez que eso está definido, toma en cuenta que el talento nunca es suficiente, es decir, debe ir acompañado por la necesidad de siempre superarse, de nunca creer que ya te las sabes todas. Todo lo contrario, estar atento a cualquier sugerencia que enriquezca tu trabajo.

Sucede que la mayoría de las personas se dedican a actividades que aunque pueden llevarlas a cabo, no son precisamente con las que se sienten más ingeniosos y felices, pero dada la necesidad de obtener un salario o el miedo a no poder vivir de eso que aman, terminan invirtiendo su tiempo en actividades que abastecen sus vidas de seguridad, pero no de satisfacción y realización. Entiendo que no es sencilla esa transición, es un duro camino, sin embargo es la ruta más segura, no por las ausencias de dificultades sino por la certeza de oportunidades.

Siempre me he dicho: José Jacinto estás en esta tierra no solo para comer, dormir, trabajar, tener una familia, alcanzar una jubilación y finalmente morir. Debe existir un propósito adicional, debe existir una razón trascendente que justifique nuestra presencia en este mundo.

La respuesta que encuentro es: creación, invención e inmortalidad. Entonces encuentro que el vaso comunicante entre nuestras destrezas y ese sentimiento de trascendencia, es el talento.

Ya que solo conectándonos a lo mejor de nosotros tendremos la oportunidad no solo de conocer la mejor versión de cada uno de nosotros, sino también la mejor versión de nuestras sociedades.

He tenido la oportunidad de validar estos conceptos capacitando empresas y asesorando desde deportistas profesionales hasta gerentes de compañías en distintos estados de Venezuela y al final concluyo que las personas más exitosas que conozco son aquellas que logran engranar su talento, pensamientos y acciones, es decir, su imaginación y certeza de lo que anhelan de la vida a sus conductas y acciones. Cuando así lo hacemos puede que nos ocurra lo mismo que al rey Pigmalión quien se enamoró de una estatua de mujer que él mismo había moldeado de una manera tan profunda, que la diosa Afrodita decidió darle vida para que Pigmalión pudiera casarse con ella. Al final, esta historia nos enseña cómo los resultados que obtenemos están determinados por nuestras propias expectativas.

¡Vive por tus talentos, que ellos de seguro te honrarán a ti! ♥︎

Soc. José Jacinto Muñoz

gravitacom@gmail.com

MI PAREJA: un encuentro conmigo

¿Estás siendo infeliz en la relación de pareja?

Entonces, si es así revisemos qué pasa, pero empezaremos por revisar que pasa contigo, no con el otro. Porque una de las posturas que más agranda el conflicto es cuando creemos que el problema es ese otro.

La pareja realmente no tiene la posibilidad de hacerte infeliz. Ten presente que no importa lo que esté sucediendo, siempre obsérvate y revisa qué hay dentro de ti que genera esa situación. Porque, fíjate que es común observar a uno de los miembros de la pareja pidiéndole al otro un comportamiento adecuado para poder ser feliz, y cuanto más le exigimos a nuestra pareja conductas adecuadas, más revelamos nuestros vacíos como hijos. A veces esto es sorprendente y algunas personas dicen: "pero, ¿qué tiene que ver mi experiencia de hijo con mi actualidad en la pareja?" Y la verdad es que esos vacíos que tuvimos en nuestra familia nuclear inciden directamente en nuestra relación de pareja. En estos momentos podríamos recordar cuando por ejemplo sentías: “¡Mamá o Papá, no me dejes!” o “No me señalen de todo…” o cuando sentimos: “No es justo que prefieran más a mi hermano que a mí” o cuando sentíamos ante nuestros padres: “Mamá o Papá ¡nunca sabrán cuánto hice para ganarme su amor! o en el caso: “Mi papá prefirió a otra mujer más que a mi mamá y cuánto tuve que defender a mi madre de mi padre…” ¿Sabes algo?, todas estas historias y muchas más que no alcanzo a mencionarte nos vuelven a sorprender en nuestra relación de pareja, y casi son las mismas frases que hoy le repetimos: un “no me dejes, valórame, valora lo que he hecho por ti, no me cambies por nadie…”

Es bueno que sepan que en muchos casos la pareja viene a detonar todas aquellas historias ocultas, no importa cuánto quieras ocultar tu pasado o cuanto quieras obviarlo, la pareja viene a mostrar todo esto que en nosotros no ha sido resuelto. Esto me permite decirte que la infelicidad en tu relación de pareja pertenece al mundo de tus expectativas.

Hay personas que se consiguen a una pareja y creen que se encontraron con el remedio de todos sus males, al punto que se olvidan de su familia sin saber que SIN PADRES NO HAY PAREJA. Esto quiere decir que un vacío de papá, por ejemplo, para un hombre, pone en riesgo su habilidad para ser hombre de su mujer. Un hombre que rechaza las conductas de su padre está propenso a repetirlo, o una hija herida en su relación con la madre luchará mucho para mantener una relación de pareja, y frecuentemente vemos que toda hija herida de la madre será una esposa herida por su hombre. Así es que cuando renuncian a la familia por la pareja entonces convierten a la pareja en el eje de sus vidas, y esto es porque renunciamos a la responsabilidad que tenemos con nosotros mismos de seguir siendo nosotros y de velar por nuestras propias necesidades, esto sin llegar a suponer el peso en el que nos convertimos para nuestra pareja cuando comenzamos con un “ayúdame, atiéndeme, acompáñame…” y la pareja no está diseñada para resolver en nosotros este tipo de necesidades.

Aquí quiero hacer un paréntesis para recordarte que la felicidad viene de sentirnos en sintonía con la vida, y si preguntas como es estar en sintonía con la vida, debes saber que estar en sintonía también es amar todo tal cual es; que cuando descubres la utilidad de lo imperfecto entras en un respeto por lo que pasa. La vida es un gozo y cuando experimentas esa plenitud es cuando le puedes decir a tu pareja: “conozco la felicidad que viene de mí y esa es la felicidad que quiero compartir contigo, no la que vengo a exigirte,” porque el que exige en la pareja es nuestro niño interno herido; es el que reclama, el que grita, el que golpea.

De alguna manera, con todo esto, te estoy invitando a que aproveches las situaciones difíciles en tu relación de pareja para ocuparte de ti para sanarte, para que puedas hacer que tu gran conflicto de pareja se convierta en tu gran bendición.

Acompáñame en la creencia de que es posible hacer la diferencia, tú y yo somos uno. ♥︎

Dr. Alberto Chirinos

Comunicador y conductor del programa de televisión “Ser Integral”.

viernes, julio 02, 2021

Solo por hoy

Solo por hoy…

…seré feliz. La felicidad reside y se manifiesta desde mi interior; no es un acontecimiento externo.

…me ajustaré a lo que es y no trataré de ajustar todas las cosas a mis propios deseos. Aceptaré mi familia, mis negocios y suerte como son y procuraré encajar en todo ello.

…cuidaré de mi organismo, lo ejercitaré, lo alimentaré, no abusaré de él ni lo abandonaré, de tal forma que será una perfecta máquina para mis cosas.

…fortaleceré mi espíritu. Aprenderé algo útil. No seré un haragán mental. Leeré algo que requiera de mí: esfuerzo, meditación y concentración.

…ejercitaré mi alma de tres modos. Haré a alguien algún bien sin que él o ella lo descubra. Haré dos cosas que no me agrade hacer, tan solo –como lo dice William James– por ejercitarme.

…seré agradable. Tendré el mejor aspecto que pueda, me vestiré con la mayor corrección a mi alcance, hablaré en voz baja, me mostraré cortés, seré generoso en la alabanza, no criticaré a nadie, no buscaré defectos en nada, y no dirigiré ni enmendaré la plana de mi prójimo.

…viviré únicamente este día, sin abordar a la vez todo el problema de la vida, puedo hacer en doce horas cosas que me espantarían si tuviera que mantenerlas durante una vida eterna.

…tendré un programa. Consignaré por escrito lo que espero hacer cada hora. Cabe que no siga exactamente el programa, pero lo tendré. Eliminaré dos plagas: la prisa y la indecisión.

…tendré media hora tranquila de soledad y descanso. En esta media hora pensaré a veces en Dios, a fin de conseguir una mayor perspectiva de mi vida.

…no tendré miedo y,  especialmente, miedo de ser feliz, de disfrutar de lo bello, de amar y de creer que las cosas y las personas que amo me aman.

Solo por hoy, porque el hoy bien vivido sana la herida del ayer, y hace del mañana una visión de esperanza. ♥︎