¡Bienvenido al Blog de la Revista Sembradores!

El medio digital que reune a los mejores Coachs, Psicólogos, Psicoterapeutas, Sociólogos y expertos en Motivación Transformacional.

Desarrollo Humano y Crecimiento del Ser

Todo lo que hacemos, lo que somos, lo que tenemos, todo depende de lo que pensamos. El éxito, entonces, es un hábito mental desarrollado mediante una forma positiva de pensar.

Liderazgo y Motivación Transformacional

Lee temas sobre Liderazgo, Motivación Transformacional y despierta el Líder que hay en ti, trasciende, atrévete a triunfar.

Espiritualidad y Valores para la Vida

Lee temas sobre VALORES ESENCIALES para la vida, vida en familia y en comunidad.

Ecología Sustentable. Alimentación Verde y Saludable

Lee temas sobre ecología, medio ambiente, cambio climático, calentamiento global, salud, alimentación verde y natural.

Introduce tu dirección de correo:

Servicio ofrecido por FeedBurner

Mostrando entradas con la etiqueta vida. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta vida. Mostrar todas las entradas

lunes, julio 22, 2024

Lecciones de Vida: La Historia de la Tía Piadosa y la Importancia de la Consideración



Aquel matrimonio había tomado la costumbre de invitar todos los años a su piadosa tía a hacer con ellos una excursión. Pero aquel año se habían olvidado de invitarla. Cuando lo hicieron, ya a última hora, ella les dijo: “Ya es demasiado tarde. He estado rezando para que llueva”.


En la vida cotidiana, nuestras acciones y omisiones pueden tener un impacto significativo en nuestras relaciones personales. A través de una simple anécdota, podemos extraer enseñanzas morales profundas que nos guían hacia una convivencia más armoniosa y respetuosa. Consideremos la historia de un matrimonio que, por descuido, olvidó invitar a su piadosa tía a una excursión anual. Este relato nos ofrece valiosas lecciones sobre la consideración, la planificación y la reciprocidad en nuestras interacciones.

La importancia de la consideración y el respeto por los demás es una lección fundamental. En nuestra historia, la pareja se olvidó de invitar a su tía, quien, a pesar de su naturaleza piadosa, se sintió herida por el olvido. Su respuesta, “He estado rezando para que llueva”, es una forma sutil de expresar su descontento y de hacerles saber que sus sentimientos fueron ignorados. Este incidente subraya cómo nuestras acciones, incluso las pequeñas, pueden afectar a quienes nos rodean.

Además, las consecuencias de la negligencia se hacen evidentes en este relato. La pareja, al no recordar a su tía hasta el último momento, enfrenta una respuesta que no esperaban. Esta situación ilustra que la falta de atención y cuidado puede tener repercusiones no deseadas, enfatizando la importancia de ser conscientes y diligentes en nuestras responsabilidades hacia los demás.

La comunicación y la planificación también emergen como temas cruciales. La falta de una invitación oportuna revela una deficiencia en la planificación y en la comunicación efectiva. Esta lección nos recuerda que la organización y el diálogo constante son esenciales para mantener relaciones saludables y evitar malentendidos o resentimientos.

Finalmente, la reciprocidad en las relaciones es otro aspecto destacado en esta historia. La tía, aunque piadosa, muestra que incluso las personas más bondadosas tienen límites. Este hecho resalta la necesidad de valorar y respetar a los demás, no solo por sus acciones, sino también por sus expectativas y sentimientos. La reciprocidad implica un intercambio de respeto y consideración mutua, sin el cual cualquier relación puede deteriorarse.

La historia de la tía piadosa y el matrimonio nos brinda una serie de enseñanzas morales que pueden aplicarse en nuestra vida diaria. La consideración y el respeto por los demás, la conciencia de las consecuencias de nuestras acciones, la importancia de la comunicación y la planificación, y la reciprocidad en las relaciones son principios que, si los adoptamos, pueden conducirnos a una existencia más plena y armoniosa. Recordemos siempre que cada interacción es una oportunidad para demostrar nuestra humanidad y fortalecer nuestros lazos con los demás.

Revista Sembradores

domingo, julio 21, 2024

El Ojo de la Envidia: Un Viaje a la Autodestrucción


La envidia es una sombra que se desliza silenciosa y sutilmente en los rincones oscuros del alma humana, enredando sus raíces en la mente y el corazón de aquellos que la permiten florecer. Este sentimiento, tan antiguo como el hombre mismo, ha sido objeto de innumerables reflexiones, proverbios y narraciones a lo largo de la historia. Uno de estos proverbios, "Por ver tuerto al otro, se sacan un ojo", encapsula de manera magistral la esencia destructiva de la envidia.

La envidia no solo es una emoción corrosiva, sino también una fuerza capaz de llevar al individuo a actos irracionales y, en última instancia, autodestructivos. Un claro ejemplo de ello se encuentra en la fábula griega de Esopo sobre los dos perros, uno envidioso y el otro generoso. El perro envidioso, al saber que cualquier deseo que pidiera le sería otorgado al perro generoso doblemente, deseó quedarse ciego de un ojo, con la esperanza de que el otro perro quedara completamente ciego. Al final, su propio deseo resultó en una pérdida personal y no en la ganancia esperada.

La historia de Caín y Abel, en la Biblia, también ilustra el poder devastador de la envidia. Caín, consumido por los celos hacia su hermano Abel, cuya ofrenda fue más agradable a los ojos de Dios, optó por eliminar a Abel en lugar de mejorar sus propios esfuerzos. Su acción, motivada por la envidia, lo llevó a la ruina y al exilio, marcando su vida con una carga de culpa y sufrimiento.

En tiempos más recientes, la historia de Elizabeth Holmes, fundadora de Theranos, sirve como un recordatorio moderno de cómo la envidia y la ambición desmedida pueden conducir a la autodestrucción. Motivada por el deseo de alcanzar el estatus y la riqueza de figuras como Steve Jobs, Holmes construyó una empresa basada en promesas falsas y engaños. Su caída, cuando la verdad salió a la luz, no solo destruyó su reputación y empresa, sino que también tuvo repercusiones legales y financieras devastadoras.

La envidia es una emoción que puede nublar el juicio y distorsionar la percepción de la realidad, llevándonos a ver defectos y fallas en los demás, mientras ignoramos o exacerbamos nuestros propios problemas. La metáfora del "ojo" en el proverbio destaca cómo, al enfocarnos obsesivamente en los percibidos defectos o éxitos de los demás, terminamos perjudicándonos a nosotros mismos.

Para combatir la envidia, es crucial cultivar la gratitud y el reconocimiento de nuestros propios logros y bendiciones. Desarrollar una mentalidad de abundancia, donde el éxito de otros no disminuye el nuestro, puede liberarnos de la trampa de la envidia. Además, practicar la empatía y el apoyo mutuo puede transformar la envidia en inspiración y colaboración.

La próxima vez que sientas el mordisco de la envidia, recuerda el sabio consejo encapsulado en el proverbio. En lugar de mirar con resentimiento el éxito ajeno, enfócate en tu propio crecimiento y bienestar. Así, evitarás el doloroso acto de sacarte un ojo, y en su lugar, abrirás ambos para ver las infinitas posibilidades que el mundo tiene para ofrecerte.

Este artículo invita a la reflexión profunda sobre las raíces y consecuencias de la envidia, y alienta a los lectores a adoptar una actitud más positiva y constructiva. Comparte esta reflexión en tus redes sociales para inspirar a otros a liberarse del veneno de la envidia y a buscar el camino del crecimiento personal y la gratitud.

Revista Sembradores

domingo, abril 23, 2023

La vida florece en cada amanecer


La vida florece en cada amanecer y se desvanece en cada atardecer. Cada día es una oportunidad para apreciar la belleza de nuestra existencia, para aprender algo nuevo, para hacer algo positivo por los demás y por nosotros mismos. La vida es un regalo y cada momento es una joya preciosa que debemos atesorar. A veces, las dificultades que enfrentamos en el camino pueden hacer que perdamos de vista lo valioso de la vida, pero debemos recordar que estos momentos difíciles también contribuyen a nuestro crecimiento personal y nos ayudan a ser más fuertes y resilientes.

La vida puede ser imprescindible y a veces dolorosa, pero es importante encontrar la belleza en los pequeños momentos y celebrar las pequeñas victorias. A medida que avanzamos en nuestro camino, debemos ser amables y pacientes con nosotros mismos y con los demás. Cada uno tiene su propio ritmo y su propia trayectoria, y es importante respetar eso.

En resumen, la vida florece en cada amanecer, y es nuestra responsabilidad vivirla al máximo y hacer lo que podamos para contribuir positivamente al mundo que nos rodea. Busquemos la belleza en la cotidianidad, celebremos nuestras victorias y seamos amables con nosotros mismos y con los demás.

Revista Sembradores

lunes, agosto 23, 2021

El verdadero sentido de la vida


Viktor Frankl, en el VI Congreso Internacional de Logoterapia (Buenos aires, septiembre de 1987), dijo: “el hombre está caracterizado, desde sus orígenes, por la búsqueda del sentido para su vida”. Hay que construir en nosotros “un impulso” que nos lleve a la superación de nuestro “egoísmo”. Se trata de la auto trascendencia, es decir, vivir por algo más que por nosotros mismos. La auto trascendencia es la esencia de la existencia humana. Hay que auto trascenderse para alcanzar los valores.

 

Cuanto más se olvide el hombre de sí mismo, entregándose a una persona o a una causa, más humano se vuelve. Cuanto más inmerso está en alguien o en algo diverso de él, es más hombre.

 

¡Cuántas personas vencieron la depresión porque encontraron en el trabajo el sentido de sus vidas! Es muy raro ver deprimido o hastiado a un hombre que tiene a alguien o algo por quien vivir. En el hombre, igualmente, un impulso de auto trascendencia a Dios, el infinito. Para llegar a él tiene que auto trascenderse, Dios es el único ser capaz de llevar al hombre a la perfecta y completa

realización de sí mismo.

 

Las causas del vacío interior, de angustia existencial, de sentido de la vida se pueden reducir a dos:

 

1)      la pérdida del instinto y

2)      la pérdida de la tradición.

 

Contrariamente a lo que sucede con los animales, los instintos no le indican al hombre lo que hay que hacer. Al hombre de nuestro tiempo, la tradición no lo dice lo que debe hacer. Con frecuencia, tenemos la sensación de que el hombre no sabe lo que realmente quiere, porque va en busca de lo que los demás hacen, desea lo que ve en los demás, quiere lo que los demás quieren. La gran enfermedad de nuestro tiempo es la carencia de objetivos, el aburrimiento, la falta de sentido. Ignoramos lo que queremos. No sabemos lo que sentimos. Nos faltan intereses inmediatos, valores que nos motiven. Carecemos de objetivos claros. No somos hombres de ideales.

 

¡Muchas veces experimentamos profundos sentimientos de hastío y vaciedad, de desamparo e insatisfacción creciente que se trasforman en verdadera angustia! Son frecuentes los casos de personas en cuyas vidas, aparénteme ordenadas, se filtran, sin causa conocida, ansiedades difusas, sentimientos de vacío, tendencias depresivas y estados permanentes de tensión.

 

El asco y la tristeza hacen su aparición en nuestras vidas, cuando hacemos las cosas por rutina, por hacerlas simplemente, cuando nos guían las apariencias y no el conocimiento de lo que somos y hacemos, cuando no damos un paso para mejorar nuestra conducta, nuestros modos de pensar, nuestras costumbres.

 

La neurosis del hastío es la neurosis de nuestro tiempo. El punto clave para destruirla es sencillo: adoptar un modo particular de lucha con ella, de manejarla y trabajarla. El algunas ocasiones los resultados positivos obtenidos no son completos. Esto se debe, sobre todo, a que ciertas personas no tienen el valor de enfrentarse a las situaciones, o no están dispuestas a asumir todas las responsabilidades de su vida.

 

En otros casos, los resultados positivos son completos. Cuando las personas se sienten motivadas para enfrentar los problemas, y dan los pasos necesarios para mejorar sus actitudes, el crecimiento es total en la vida familiar, en la vida espiritual y en los valores. Muchas veces las personas no enfrentan sus problemas y los proyectan en los demás. Entonces, los demás pasan a ser los culpables de sus problemas. Huir de sí mismos, no enfrentar los problemas existenciales y las inquietudes, aumentan el vacío y la falta de sentido de la vida.

 

La falta de sentido de nuestra vida

Dar sentido a nuestra vida es pensar, sentir y obrar por nosotros mismos, por el dictamen de nuestra razón y nuestra conciencia. No esperar la canción, el tema musical del momento o el “reality” que nos ayude a olvidarnos y a alejarnos más de nosotros mismos. Tenemos que aprender a distraernos pero en el verdadero sentido de la palabra, distraernos no de nosotros sino de la cotidianeidad, de nuestras labores diarias. Dar sentido a nuestra vida es un motivo para ser felices y hacer felices a los demás. Es elevar nuestra mirada y reconocernos como criaturas maravillosas dando gracias al Creador por todos nuestros dones; hasta por el sufrimiento que nos hace fuertes y nos ayuda a comprender y a madurar. ♥︎

Revista Sembradores 

miércoles, julio 14, 2021

El trabajo

El trabajo es acción, es movimiento, es vida. No es posible la vida sin trabajo.

Cuando estás dormido o en estado de reposo, funciona tu corazón para hacer circular la sangre por tus venas y tus arterias; trabajan tus pulmones para oxigenarla y purificarla; todo tu organismo está en movimiento y en acción para mantener tu vida.

Tiende la mirada a tu alrededor y verás como todo trabaja en la Naturaleza: las nubes recogen los vapores del agua y de la tierra y los devuelven convertidos en benéfica lluvia; los arroyuelos y los ríos que de ella dimanan, corren hacia el mar fecundando la tierra; las plantas que de ella extraen los jugos, renuevan sus hojas,  la vida y la alegría; los astros recorren sus órbitas siguiendo el curso que la mano de Dios les ha trazado en el firmamento.

La luz, el calor, la electricidad, el sonido, son átomos que están en continua vibración y movimiento.

Las ideas, los deseos, las sensaciones, los sentimientos, las palabras, son producto del trabajo del cerebro.

Hasta la misma muerte es una labor de transformación.

Por un decreto divino, desde que nace el hombre está sujeto al trabajo. Es una ley universal de la que ni tú ni nadie puede evadirse.

Dios dijo a Adán al arrojarlo del Paraíso: “Ganarás el pan con el sudor de tu rostro.” Y todos los hijos de Adán se ven obligados a trabajar para vivir.

Porque el pan es símbolo de la vida, pero “no tan sólo de pan vive el hombre”. Otras cosas hay que se necesitan para vivir en sociedad, y esas cosas, así materiales como espirituales, sólo se consiguen a fuerza de trabajo.

Hay mucha gente que sólo considera como trabajo el que se hace con las manos o el que representa un esfuerzo corporal, como el del albañil, del carpintero, del mecánico, del marinero, etc.

Pero también trabajan los que se dedican a tareas mentales: trabajo es el estudio, trabajo es la enseñanza, y así estudiantes, maestros, escritores, artistas, médicos, abogados, comerciantes, todos son trabajadores.

Por lo tanto, cualquiera que sea el oficio, la profesión o la carrera que emprendas, no podrás eximirte de trabajar.

A muchos jóvenes se les hace pesado el trabajo porque lo hacen de mala gana.

Para que te resulte agradable cualquier estudio o tarea, empréndelos, con gusto, con amor, como si fuesen una diversión o un recreo.

Si juegas a la pelota, al fútbol, o corres en bicicleta, tienes que hacer un esfuerzo así corporal como mental; tienes que concentrar tu atención en lo que haces; te agitas, pones los músculos en acción, sudas y, sin embargo, no sientes el cansancio ¿Por qué? Porque lo consideras como un juego o una distracción.

Cuentan de un maestro de obras, que, viendo un día que sus peones trabajaban ya cansados de subir y bajar ladrillos, les dijo: “Chicos, basta de trabajo; os voy a proponer un juego.

Vamos al sótano a ver quién saca más esportillas de tierra para hacer un jardín.”

Y los hombres, creyendo que se trataba de un juego, se pusieron a llenar de esportillas con vigor y con presteza para ver quien sacaba más. Hicieron esta labor como si fuese un recreo, y no se dieron cuenta de que era un trabajo tan pesado como el otro.

El fin que debes proponerte al emprender cualquier trabajo y hemos quedado en que también lo es el estudio, es que te resulte en algo de provecho. Si tal es tu propósito y a su consecución diriges la voluntad y el esfuerzo, verás con qué ánimo, con qué afición, con qué entusiasmo trabajas hasta verlo realizado.

Hay chicos que andan sin fatigarse dos o tres leguas de una aldea a otra, únicamente para ir a una capea o a bailar a una romería, y después vuelven a desandar lo andado sin cansancio y muy satisfechos del ejercicio. ¡Cuán laudable no sería ese esfuerzo si se emplease en una obra de provecho, en un acto de cultura y de progreso en beneficio propio o de los demás!

Para que un trabajo sea fructuoso es preciso que, además de hacerlo con gusto, se concentre en él toda la atención, todo el interés. Todo el entusiasmo.

“Es de mayor importancia dice Balmes- adquirir un hábito de atender a lo que se estudia o se hace; si bien se observa, lo que nos falta a menudo no es la capacidad parta atender lo que vemos, leemos u oímos, sino la aplicación del ánimo a aquello de que se trata.”

Y Silvain Roudes, autor del libro Para abrirse camino en la vida, cuya lectura te recomiendo, dice: “El gran defecto del hombre moderno es emprender cinco, seis, diez cosas a la vez; querer dominar los asuntos financieros, los deportes, la política y las artes; intentar todas las experiencias, comenzar todos los estudios y abarcar el mundo con sus débiles brazos.”

Y en efecto: verás cómo en ciertos países hay hombres que, sin la preparación necesaria, ocupan elevados puestos en las esferas del Gobierno, y con la misma insuficiencia e ineptitud desempeñan sucesivamente varios cargos, pasando de un ministerio a otro. Con este insensato trasiego de funcionarios no es posible tener una buena administración, y sufren los intereses nacionales y por ende los de cada ciudadano. Esto lo tocarás por experiencia propia cuando tu edad te permita ejercer una carrera o tener parte activa en los negocios.

Huye tú, por lo tanto, de ser uno de esos que el escritor francés, Jules Claretie, llama “hombres desmigajados”, porque desmigajan su atención y la reparten entre diversos asuntos y ocupaciones heterogéneas, como quien echa migas de pan a las aves de un corral.

Cualquiera que sea el estudio que emprendas, el trabajo que acometas, el oficio o profesión que adoptes, procura enterarte bien de todas sus partes y detalles; infórmate de cuantos datos con él tratan; domínalo, en fin, hasta llegar a ser en él un perito, un maestro.

Verás que el hombre que más prospera y más se distingue en el oficio, negocio o carrera que emprende, es aquel que tiene la mejor preparación, es decir, el que ha hecho mayor acopio de conocimientos referentes a su ramo, obteniendo así una superioridad sobre todos sus competidores.

Cuando el gran novelista Sir Walter Scott, por malgastar su hacienda, quedó arruinado, continuó trabajando con redoblado ahínco, diciendo que la adversidad le servía de tónico estimulante para el trabajo.

Henry Ward Beecher decía: “No es el trabajo lo que mata, sino la angustia. El trabajo es salutífero: no es fácil darle a un hombre más del que puede hacer. La angustia es como la herrumbre que corroe la hoja de acero. No son las revoluciones de las ruedas lo que desgasta la maquinaria, sino el rozamiento.”

Por lo tanto, debes procurar que en tu trabajo haya la menor fricción posible, es decir, que no lo hagas a regañadientes, sino interesándote en que salga del mejor modo que puedas. Esto mismo le recomendaba Lord Chesterfield a su hijo en una de sus famosas cartas, agregando: “Todo aquello que vale la pena de que se haga, vale la pena de hacerlo bien.”

Y, en efecto, lo que se hace de mala manera, para salir del paso, es trabajo y tiempo perdidos. Resulta en chapuz, y, en muchos casos, hay que volverlo a hacer. El obrero que se estima y tiene amor a su oficio se esmera en hacerlo con primor. De un hombre chapucero no puede esperarse nada bueno. Para hacer las cosas bien se necesita tiempo, cuidado, aplicación y trabajo. Por la calidad de la obra se conoce el carácter de su amor.

La seda es producto de una oruga limpia, que necesita para vivir aire puro y se alimenta de hojas de moral. Emplea varios días en labrar su capullo, del que se extrae la seda, y de él sale a las tres semanas convertida en mariposa. En cambio, la telaraña es una red de sutilísimos hilos sin consistencia, hecha con presteza por ese repugnante insecto que llamamos araña, que vive en rincones obscuros y empolvados y tiende esa tela únicamente para atrapar las moscas que le sirven de alimento.

Por eso Iriarte, en su conocida fábula, cuando la araña se jacta de labrar su tela más aprisa que el gusano de seda su capullo, pone en boca del último esta réplica:

“Usted tiene razón: así sale ella.”

Siete años empleó Virgilio en componer el más perfecto de sus poemas, las Geórgicas, el cual, impreso en un periódico moderno, apenas llenaría dos planas. Entre componerlos, podarlos y pulirlos, no hacía más que cuatro versos por semana. Pero el poema ha vivido dos mil años y vivirá muchos siglos más.

El gran maestro y retórico ateniense Isócrates empleó nada menos que diez años en componer, corregir y pulir su célebre Oración Panegírica.

Sólo a fuerza de incesante laboriosidad y perseverancia podrás llegar a ser un hombre de provecho, crearte una fortuna, dejar obras meritorias o legar a la posteridad un nombre imperecedero.

El famoso pintor norteamericano James Whistler pidió un precio muy crecido por un cuadrito que le habían encargado. El comprador acudió a los tribunales de justicia, creyéndose poco menos que estafado. El juez, considerando también por el tamaño del cuadro que el precio era excesivo, preguntó al artista cuánto tiempo había empleado en pintarlo. Y Whistler contestó que cuarenta años.

¡Cuarenta años! exclamó sorprendido el juez.-

Sí; cuarenta años de estudio y de trabajo para poder pintarlo así.

Por alta que sea la posición de un hombre, no debe desdeñar el trabajo ni considerarlo como un desdoro.

Pedro el Grande, emperador de Rusia, en sus viajes por Europa, visitaba las fábricas y talleres, enterándose prácticamente del modo de manejar las herramientas, y en un astillero de Amsterdam trabajó algún tiempo como carpintero de ribera para saber cómo se construía un buque. Esta educación práctica que adquirió en su juventud le permitió después adoptar e introducir en su imperio notables reformas, mejoras y adelantos, que lo llevaron a un alto grado de prosperidad y de grandeza.

Cuando Lisandro visitó los jardines de Ciro, rey de Persia, y se admiró al saber que este fastuoso monarca no sólo había trazado los planos de su vergel, sino que con sus propias manos había plantado muchos de sus árboles y arbustos, Ciro le dijo: “¿Esto te sorprende? Pues por el dios Mitra te juro que, cuando me lo permite la salud, nunca me siento a la mesa sin haber sudado antes con algún ejercicio, ya sea el de las armas, una labor agrícola o cualquier trabajo pesado, al cual me dedico con deleite y con todo mi vigor.” A lo cual repuso Lisandro: “Ciro, eres realmente feliz y mereces tu gran fortuna.”

Porque, en efecto, no hay satisfacción comparable a la que siente un hombre cuando ha hecho un trabajo con entusiasmo o terminado una obra a su gusto, y bien merecido tiene el premio o galardón que por ello alcance. Raro es el trabajo bien hecho que no recibe tarde o temprano alguna compensación.

Tiene mucha enjundia esta fabulilla de Antonio de Trueba:

Caballito que sudas uncido al carro, dime: para que el pelo te brille tanto, ¿Cómo te las compones?

¿Cómo? Sudando.

Y muchos hombres también, con el sudor del trabajo han logrado medrar y que, como vulgarmente se dice, les “luzca el pelo”.

Entre nosotros es muy raro encontrar hombres ilustrados y de alta posición que dediquen algunos ratos a las labores manuales, mientras que en los países del Norte se nos ofrecen numerosos ejemplos de altas personalidades que buscan en ello una distracción, un ejercicio higiénico o una enseñanza.

Sir Isaac Newton, el gran matemático, y físico y astrónomo, descubridor de la forma esferoidal de la Tierra y de las leyes de gravitación, se entretenía en sus ratos de ocio en trabajos de ebanistería, y regalaba a sus amigos mesitas, sillas, estantes, muñecas, etc., hechos por sus manos, y llegó a construir un cochecito de cuatro ruedas de autopropulsión.

Mister Gladstone, el venerable estadista inglés que murió a fines del siglo pasado, solía, durante su veraneo o sus asuetos en el campo, manejar el destral para talar árboles, ejercicio muscular que le servía de compensación a sus trabajos mentales y que le permitió vivir sano y robusto hasta los ochenta y cuatro años.

Sabido es que en Estados Unidos, algunos jóvenes hijos de familias archimillonarias, como los Vanderbilt y los Gould, poseedores de mecánicos, y han hecho viajes en trenes manejando las palanquetas y válvulas de las locomotoras, no por necesidad como fácilmente se comprenderá, sino para conocer prácticamente cómo funcionan esas monstruosas máquinas a las que deben y de las que dependen su inmensa fortuna.

Este último ejemplo demuestra la importancia que en aquel país se da al conocimiento en todos sus detalles del negocio que uno tiene entre manos. Y además la afición que hay al trabajo aun entre los jóvenes acaudalados.

Aun cuando entre nosotros no son tan frecuentes semejantes ejemplos, no de haber alguno, como el que nos presentó el ilustre duque de Zaragoza, prócer aficionado a la maquinaria, a quien se vio muchas veces bajar en su automóvil a la estación del ferrocarril de esa ciudad del Ebro, ponerse allí la blusa del obrero y situarse en la locomotora al lado de la manivela para guiar con mucha pericia el tren hasta Madrid.

Las personas que de suyo son laboriosas o que desde jóvenes han adquirido el hábito del trabajo, le cobran tal afición y tanto apego, que no pueden nunca permanecer ociosas. ¡Cuántos, como el citado Sir Isaac Newton, dedican los ratos de tregua en sus tareas y estudios serios a otras labores de distinto género que les sirven de descanso y distracción y hasta de contrapaso para equilibrio de sus facultades mentales! ¡Y cuántos también que se gozan tanto en el trabajo, que en él hallan su diversión y su recreo!

Decían los latinos: Labor ipse voluptas, el trabajo es en sí mismo un placer.

Edison, el célebre sabio americano, a pesar de haberse enriquecido con sus numerosos inventos caso raro, pues la mayoría de los inventores viven y mueren modestamentecontinuó hasta su muerte trabajando en el laboratorio con la misma actividad y constancia de sus días mozos, durmiendo y olvidándose de comer cuando estaba enfrascado en algún experimento.

De todo lo expuesto se desprende que es necesario trabajar y luchar para vivir. Bien dice Homero en su Ilíada:

“Aquí en la tierra el sino del hombre es la labor:

Si Jove nos dio la vida, también nos dio el dolor.”

Prepárate, pues, a luchar y a vencer obstáculos, que muchos encontrarás en cualquier estudio, obra o trabajo que emprendas. Todos los principios son dificultosos. No hay nada más fácil que el andar, y mira lo que le cuesta al niño aprenderlo. Tiene que empezar por hacer pinitos y darse algunos coscorrones. Los que ensayan a montar en bicicleta no saben guardar el equilibrio, se tambalean y caen, o van a dar encontrones con los árboles y las vallas. Más, después de alguna práctica, ¡con qué soltura manejan el “caballo de acero” y lo hacen evolucionar a su antojo, y qué placer tan grande experimentan al recorrer velozmente largas distancias!

Para tocar el violín con la maestría de un Paganini, un Sarasate o un Manén; para dominar el piano como un Chopin, un Rubinstein o un Paderewski; para cantar como un Manuel García, una Malibrán, una Patti o un Gayarre, ¿sabes tú los años de estudio, de enojosos ejercicios, de ímproba labor que eso impone? ¿Sabes las enormes dificultades que es preciso vencer; la infatigable paciencia, la pertinaz perseverancia que se necesita?

Así, pues:

Sea cual fuere la obra en que ensayes, si falla acaso tu primer intento no te descorazones ni desmayes, antes vuelve a empezar con nuevo aliento, no habrá dificultad ni resistencia que dominar no puedas con talento, con firme voluntad y con paciencia.

“Es muy breve la vida, el arte es largo”; la perfección se alcanza, sin embargo, a fuerza de trabajo y de experiencia. ♥︎

Arturo Cuyás (España)

Del libro “hace falta un muchacho” del mismo autor.


viernes, julio 09, 2021

¡El hombre nuevo!

El éxito no depende de acontecimientos que suceden en nuestro mundo exterior, sino de las decisiones que un hombre valiente toma para cambiar su mundo interior.

Si entendemos que el verdadero cambio debe ocurrir dentro de nosotros, seguramente llegaremos a experimentarlo.

Si nos dedicamos a acompañar  las acciones de quienes sueñan un mundo mejor, seguro llegaríamos más rápido a su feliz conclusión.  

Si nos dedicáramos a pintar sonrisas en las caras de quienes comparten nuestro mundo inmediato, tendríamos corazones más sanos en el hogar de La Paz.

Si pasáramos más tiempo con nuestros hijos e hijas que con nuestros teléfonos y ocupaciones, nos gozaríamos la bendición de tener una familia más humana.

Si amamos con sinceridad y nos gozamos en el acto hacerlo, lograremos justamente la prosperidad.

Si colmamos de alegría a quienes nos rodean, callados esperamos el triunfo cuando nos golpean y luchamos con fuerza en la adversidad venciendo los miedos a punta de voluntad, entonces seremos capaces de laurear nuestro existir.

Si entregamos un abrazo acompañado de un “te quiero, te quiero” seguro recibiremos a cambio un “te amo” sincero.

Si nos ocupamos más en hacer que en prometer, hallaremos en nuestros hogares anhelos de crecer.

Si acompañamos a los nuestros en su duro batallar, tendremos lindas sonrisas y motivos para celebrar.

Si convertimos nuestras tareas en fuente de inspiración, si cada cosa que hacemos la obramos con el corazón, obedeciendo al amor antes que a las razones, nuestros días sobre la tierra serán una sublime canción. ♥︎

Revista Sembradores 

jueves, julio 08, 2021

Los juegos de la vida

Tu concepción en el vientre de tu madre fue tu primer desafío y competencia en los juegos de la vida; superaste la fase eliminatoria, clasificáste para participar en las olimpiadas de la vida, jugaste como ningún otro jugó y mira... ¡Te coronaste campeón!

¡Lo lograste campeón! En estas olimpiadas te enfrentaste contra millones de competidores superándolos a todos. El objetivo de la competencia consistía en dar en el blanco y fecundar el óvulo de tu mamita… ¡Y fuiste el feliz ganador!

Por eso es bueno recordarte que un motivo para la acción (motivación) es estar consciente de que la vida está hecha de tiempo, desde el momento de tu nacimiento y hasta el día de tu muerte –de la cuna al sepulcro–. Tu gran compromiso, proyecto y misión es construirte a ti mismo, es decir: al nacer eres un diamante aún en estado de carbón. Debes, entonces, empezar a  tallar y pulir la piedra bruta que tú mismo representas. Si tú lo deseas puedes transformarte, dándole forma y brillo a la piedra que eres en este momento, hasta llegar a ser el majestuoso diamante que estás destinado a ser desde el mismo instante de tu creación.

Esa es la razón por la cual estás en los juegos de la vida. ¿Aceptas el reto?

Crea, genera, produce y usa las riquezas materiales que el universo ha dispuesto en abundantes cantidades para los hijos de esta tierra. Pero también cultiva los valores  y principios superiores e inmateriales, comprométete en esto, recordando en todo momento que por intangibles que sean, en ellos reside la verdadera riqueza y se constituyen como el punto de partida para el proceso de construcción de un ser humano de orden superior.

El conocimiento consciente aleja la ignorancia y puedes, con él, usar mejor tu libre albedrío. Toma consciencia de cómo son los juegos de la vida y te convertirás en un líder servidor de tus semejantes, aceptando con entusiasmo y optimismo la tarea de guiar y comunicar un mejor futuro, sirviéndote a ti mismo, a tu familia y a tu equipo de trabajo.

Ahora ya lo sabes, hay una actividad que nadie puede realizar por ti y precisamente a eso viniste a este mundo: a jugar los juegos de la vida. A vivir tu vida y a cumplir con el compromiso de crecer y realizarte, desarrollando al máximo tu potencial creador y co-creador de experiencias y una vida de excelencia.

Se realista y humilde al actuar, no te creas omnipotente, pues junto a todas las creaturas, eres un co-creador que participa en la sinfonía magistral del universo. Pon en práctica la solidaridad, desarróllate personalmente, elévate a un nivel superior de desempeño y haz aportes de calidad en el grupo social al que perteneces. Haga siempre tu mejor esfuerzo con realismo optimista.

Entonces ¡Motívate, despierta y utiliza tu poder! Pues con tu esfuerzo consciente y persistente puedes lograr grandes realizaciones y ser feliz, al tiempo que haces felices a tus semejantes (creadores ellos también). Algunos quizás con un grado menor de consciencia que el tuyo, pero creadores al fin. ¡Tus semejantes te necesitan como coequipero! ¡Tu aporte será siempre valioso, no se los niegue! Acepta los triunfos lo mismo que las derrotas, aborda los problemas con serenidad, madurez y autocontrol, pues también forman parte de los juegos de la vida. Pero recuerda buscar inteligente y creativamente la oportunidad que estos traen consigo, ya que también son parte de la única constante de la vida: el cambio indetenible desde tu nacimiento hasta tu muerte. ¡Todo es un continuo y constante cambiar!

Tu flexibilidad y adaptabilidad siempre serán sinónimos de juventud y posibilidad de éxito y felicidad.

Recuerda también que es tu deber fomentar y promover el cambio en ti mismo y en tu entorno para mejorar ¡Pues eres un ser humano valioso y un gran líder automotivado y comprometido! ♥︎

Revista Sembradores 

lunes, julio 05, 2021

Mi talento dice sí, mis pensamientos dicen no

Una de las primeras cosas que aprendí en la escuela de sociología fue que la sociedad es un grupo de personas con intereses comunes que se relacionan entre sí. El hombre como protagonista de lo socialmente establecido, como la razón de ser de la historia, como la materia prima del universo. Sin embargo, me da la impresión de que a veces de manera inconsciente invertimos mayores recursos en tiempo y dinero a los procesos que configuran lo humano, que a lo humano mismo. Es por eso que se hace cada vez más común presenciar cómo un empresario tira la casa por la ventana cuando se trata de comprar maquinarias, sistemas operativos e insumos para su compañía y a su vez se aleja de una manera preocupante de la inversión en la capacitación y formación de su personal tanto técnica como emocionalmente.

Es contradictorio. Por un lado deseamos mejorar las utilidades de nuestras empresas y vidas, pero por otro le damos la espalda a la inversión en el talento humano, que es el eje sobre el cual se construye el éxito. ¿Conoces alguna empresa que logre funcionar a control remoto, con la presencia de robots y la ausencia de hombres y mujeres? No existen. Lo que sí existen son empresas conformadas por seres humanos en quienes recae la responsabilidad, a través de sus recursos y creatividad, de salir adelante y así darles a sus compañías un repunte tanto financiero, como social.

En definitiva, el talento es lo que nos identifica como seres humanos, es lo que nos alienta a vivir, es lo que en ocasiones nos reconcilia con la vida, nos da propósito, nos fusiona a un estilo de vida superior en donde lo que buscamos es crear, inventar, darle al mundo ideas que nos permitan no solo agruparnos como sociedad sino también reconciliarnos con nosotros mismos.

Estas y muchas razones más me han llevado a dictar talleres, conferencias incluso crear una audio-conferencia sobre talento en donde trato de explicar la importancia de conectarnos a nuestros talentos y destrezas, es decir, saber de qué somos capaces y no pasarnos la vida subestimándonos, devaluándonos y desacreditándonos, como si la vida siempre estuviera confabulada en nuestra contra. El talento que todos y cada uno de nosotros poseemos es la llave que abre nuestra puerta al progreso, es nuestro boleto al desarrollo, no existe mejor opción para cualquier ser humano que tener claridad con respecto a cómo ganarse la vida mediante sus mejores habilidades. Desconocerlo nos coloca de espaldas a la prosperidad y nos envía directamente a la pobreza.

Es increíble cómo perdemos tiempo buscando caminos que nos lleven a un éxito inmediato a través de atajos, ignorando que en nosotros mismos vive una posibilidad -talento- que si la sabemos utilizar, somos perseverantes y nos disciplinamos, nos daría un retorno económico, espiritual, social y ético inimaginable. Nuestras carencias materiales, existenciales tal vez, pudieran tener su origen en el desconocimiento de lo que somos capaces de hacer, en nuestra desconexión con aquello que nos caracteriza y nos distingue como humanos. De ahí la importancia de darnos a la tarea de indagarnos, conocernos tener consciencia, identificación, conexión y aplicación de nuestro talento.

Por ejemplo: Imaginemos que siempre has sido habilidoso al momento de enfrentar la tecnología, es decir, manejar un teléfono móvil, una computadora, una tablet y cualquier otro dispositivo moderno; que adicionalmente amas utilizarlos, el tiempo se te pasa volando, incluso olvidando comer, tomar agua y hacer cualquier actividad cotidiana mientras los utilizas. Es muy probable que esa sea una de tus habilidades, considerando tus niveles de creación y pasión en el tiempo invertido. Ante una situación de tales características cabría la pregunta: ¿Qué hacer?

Yo diría que estructurar esa pasión y meditar cómo lograr convertir esa actividad en una forma de ganarse la vida. Fue así como lo hicieron hombres como Bill Gates, Steve Jobs, entre otros.

Así pues, Una vez que eso está definido, toma en cuenta que el talento nunca es suficiente, es decir, debe ir acompañado por la necesidad de siempre superarse, de nunca creer que ya te las sabes todas. Todo lo contrario, estar atento a cualquier sugerencia que enriquezca tu trabajo.

Sucede que la mayoría de las personas se dedican a actividades que aunque pueden llevarlas a cabo, no son precisamente con las que se sienten más ingeniosos y felices, pero dada la necesidad de obtener un salario o el miedo a no poder vivir de eso que aman, terminan invirtiendo su tiempo en actividades que abastecen sus vidas de seguridad, pero no de satisfacción y realización. Entiendo que no es sencilla esa transición, es un duro camino, sin embargo es la ruta más segura, no por las ausencias de dificultades sino por la certeza de oportunidades.

Siempre me he dicho: José Jacinto estás en esta tierra no solo para comer, dormir, trabajar, tener una familia, alcanzar una jubilación y finalmente morir. Debe existir un propósito adicional, debe existir una razón trascendente que justifique nuestra presencia en este mundo.

La respuesta que encuentro es: creación, invención e inmortalidad. Entonces encuentro que el vaso comunicante entre nuestras destrezas y ese sentimiento de trascendencia, es el talento.

Ya que solo conectándonos a lo mejor de nosotros tendremos la oportunidad no solo de conocer la mejor versión de cada uno de nosotros, sino también la mejor versión de nuestras sociedades.

He tenido la oportunidad de validar estos conceptos capacitando empresas y asesorando desde deportistas profesionales hasta gerentes de compañías en distintos estados de Venezuela y al final concluyo que las personas más exitosas que conozco son aquellas que logran engranar su talento, pensamientos y acciones, es decir, su imaginación y certeza de lo que anhelan de la vida a sus conductas y acciones. Cuando así lo hacemos puede que nos ocurra lo mismo que al rey Pigmalión quien se enamoró de una estatua de mujer que él mismo había moldeado de una manera tan profunda, que la diosa Afrodita decidió darle vida para que Pigmalión pudiera casarse con ella. Al final, esta historia nos enseña cómo los resultados que obtenemos están determinados por nuestras propias expectativas.

¡Vive por tus talentos, que ellos de seguro te honrarán a ti! ♥︎

Soc. José Jacinto Muñoz

gravitacom@gmail.com

viernes, julio 02, 2021

Solo por hoy

Solo por hoy…

…seré feliz. La felicidad reside y se manifiesta desde mi interior; no es un acontecimiento externo.

…me ajustaré a lo que es y no trataré de ajustar todas las cosas a mis propios deseos. Aceptaré mi familia, mis negocios y suerte como son y procuraré encajar en todo ello.

…cuidaré de mi organismo, lo ejercitaré, lo alimentaré, no abusaré de él ni lo abandonaré, de tal forma que será una perfecta máquina para mis cosas.

…fortaleceré mi espíritu. Aprenderé algo útil. No seré un haragán mental. Leeré algo que requiera de mí: esfuerzo, meditación y concentración.

…ejercitaré mi alma de tres modos. Haré a alguien algún bien sin que él o ella lo descubra. Haré dos cosas que no me agrade hacer, tan solo –como lo dice William James– por ejercitarme.

…seré agradable. Tendré el mejor aspecto que pueda, me vestiré con la mayor corrección a mi alcance, hablaré en voz baja, me mostraré cortés, seré generoso en la alabanza, no criticaré a nadie, no buscaré defectos en nada, y no dirigiré ni enmendaré la plana de mi prójimo.

…viviré únicamente este día, sin abordar a la vez todo el problema de la vida, puedo hacer en doce horas cosas que me espantarían si tuviera que mantenerlas durante una vida eterna.

…tendré un programa. Consignaré por escrito lo que espero hacer cada hora. Cabe que no siga exactamente el programa, pero lo tendré. Eliminaré dos plagas: la prisa y la indecisión.

…tendré media hora tranquila de soledad y descanso. En esta media hora pensaré a veces en Dios, a fin de conseguir una mayor perspectiva de mi vida.

…no tendré miedo y,  especialmente, miedo de ser feliz, de disfrutar de lo bello, de amar y de creer que las cosas y las personas que amo me aman.

Solo por hoy, porque el hoy bien vivido sana la herida del ayer, y hace del mañana una visión de esperanza. ♥︎

Realismo optimista

Algunos psicólogos hablan de cuatro actitudes ante la vida.

La primera actitud es la de aquellos que solo ven el bien a su alrededor. Él es bueno, los demás también lo son. Tal actitud puede provenir de la ingenuidad o de la indiferencia.

Es ingenuo creer que vivimos en un mundo donde todo marcha bien, donde no existen la pobreza, las desigualdades sociales, las enfermedades y la mala fe.

Pero tal actitud puede provenir también de la indiferencia. Algunas personas conviven con el mal y con la injusticia, dos temas de los que prefieren no hablar y mucho menos denunciar, tal vez porque no les interesa, o tal vez porque son sus usufructuarios. Las penas y los lamentos de su prójimo,  para ellos, son sólo “ganas de joder".

La segunda actitud es la de aquellos que se creen buenos pero consideran malos a todos aquellos que no se les asemejan, que no hablan, ni piensan, ni actúan como ellos.

Se trata de una posición autosuficiente, narcisista y maniquea. Son aquellos que “ven la paja en el ojo ajeno e ignoran la viga que hay en su propio ojo".

En el extremo opuesto se encuentran aquellos que viven en un continuo lamentarse por aquello que son, envidiando siempre a los demás. Su situación es siempre desesperada; la de otros es siempre mejor. Su vida es la más desgraciada. Son candidatos a la depresión. Sus vidas son estériles y dignas de compasión.

La última de las cuatro actitudes es la de aquellos que solo ven el mal por todas partes, tanto en sí mismos como en su alrededor. Son candidatos al suicidio físico y psíquico. Éstos son radicalmente pesimistas. Son los profetas del fracaso. Maldicen de la obscuridad, pero no se dedican a encender una luz. Maldicen de lo que existe, pero su negativismo les impide emprender la construcción de lo que no existe.

La actitud más sana ante la vida es el realismo optimista. Consiste en darnos cuenta y aceptar sin maldecir que la realidad en que vivimos es una mezcla de bien y de mal, de oportunidades y frustraciones, de logros y de derrotas. Trátase de una actitud no meramente contemplativa sino operativa. El mal debe ser combatido y el bien debe ser fomentando. La conciencia de nuestras limitaciones y de las dificultades no debe obnubilar la conciencia de nuestras posibilidades, ni frenar la toma de decisiones.

Es pesimista quien se sienta a llorar o maldecir sin esperanza sobre la maldad y la injusticia, quien se contenta con rasgarse las vestiduras pero no hace más nada. Es optimista realista quien denuncia el mal para construir el bien, quien critica constructivamente, quien no solo denuncia problemas sino que propone también soluciones y se compromete con ellas.

Quienes son realistas optimistas aceptan que viven en un mundo lleno de injusticias y desigualdades. Pero están convencidos de los valores y capacidad de cada ser humano. Son optimistas en el sentido de que creen posible el triunfar ante y a pesar de las dificultades; que es posible construir una patria y una sociedad mejores, y se comprometen en esa maravillosa construcción.

Los seres humanos debemos preocuparnos más por crear que por criticar; más de la vida que de la muerte; más en construir que en destruir; quejarnos menos y realizar más; pasar del lamento a la actividad creadora. ♥︎

lunes, julio 29, 2019

Gozar la vida



Deja que te cuente un poco
Yo sé que te va a gustar
He nacido tantas veces
No me quiero morir más.

Me he salvado en tantas guerras
Me he cansado de llorar
Y ahora que ya estoy de vuelta
Quiero vivir más.

Unos nacen con todo, y otros
Casi sin na' pero todos llevamos un ticket que dice
Principio y final, caballero.

Caballero, hay que gozar la vida
Que de pronto el tiempo se te va
Disfruta lo que tienes
Que cuando te vayas, no te llevas na' caballero.

Caballero, hay que gozar la vida
Que de pronto el tiempo se te va
Disfruta lo que tienes
Que cuando te vayas, no te llevas na'.

Hay amigos pa' siempre, y otros vienen y van
Pero todos vivimos en una ruleta
Que no para mas, caballero.

Camina pa' lante, no le tengas miedo
Que los que critican se critican ellos
Y busca tu suerte
Que nada esta escrito, no mires atrás.

Caballero, gozate la vida
Caballero no lo pienses más
Y vive lo que puedas
Caballero goza, vive hasta el final.


Julio Iglesias

jueves, febrero 21, 2019

El reto de vivir

Convirtámonos en verdaderos creyentes de lo magnificente de la vida, de nuestras capacidades para afrontar nuevos retos y salir avante en cualquier empresa; en cualquier buen propósito. Visualicemos desde ahora un milenio, un futuro promisorio, un futuro que comience hoy, con el firme propósito de convertirnos en aquello que la vida nos delegó al nacer: en hombres libres. Somos abanderados de la evolución, nos hemos auto programado, somos criaturas pensantes e inteligentes… un privilegio que debemos aprender a merecer y lo merecemos cuando nos recreamos en el juego de la existencia, dominamos lo que inventamos y lo ponemos al servicio del bien. No podemos vivir esperando un tiempo mejor cuando no nos proponemos nada para conseguirlo. Y es precisamente en el servicio a la vida donde el hombre triunfa sobre su naturaleza inferior, es allí donde comenzamos a comprender el verdadero significado de la existencia, de la riqueza y la trascendencia.♥

Revista Sembradores