Sabiendo
que Al-Mamun solía pasear con su caballo por un determinado camino, Omah se
tendió a la orilla del mismo disfrazado de mendigo y simulando estar muy
enfermo. Al-Mamun, que era un hombre de buenos sentimientos, al ver al mendigo
sintió lástima por él, desmontó y le ofreció llevarlo a un hospital.
“Por
desgracia, –se lamentó el mendigo– llevo días sin comer y no tengo fuerza para
levantarme”. Entonces, el califa lo alzó del suelo cuidadosamente y lo montó en
el caballo, con el propósito de montar él a continuación. Pero en cuanto el
falso mendigo se vio sobre la silla, salió huyendo al galope. Al-Mamun corrió
tras de él gritándole para que se detuviera. Una vez que Omah se distanció lo
suficiente de su perseguidor, se detuvo.
—¡ESTÁ
BIEN, ME HAS ROBADO EL CABALLO!, –gritó Al-Mamun– —¡AHORA SOLO TENGO UNA COSA
QUE PEDIRTE!
—¿DE
QUÉ SE TRATA? –preguntó Omah– también a gritos.
—¡QUE
NO CUENTES A NADIE CÓMO TE HICISTE DEL CABALLO!
—¿Y
POR QUÉ NO HE DE HACERLO?
—¡PORQUE
QUIZÁS UN DÍA PUEDA HABER UN HOMBRE REALMENTE ENFERMO TENDIDO JUNTO AL CAMINO
Y, SI LA GENTE SE HA ENTERADO DE TU ENGAÑO, TAL VEZ PASEN DE LARGO Y NO LE
PRESTEN AYUDA!
Podemos ver reflejado en esta
historia el estado actual de nuestra sociedad donde se ha perdido la confianza y
aún el respeto por quienes nos rodean, porque podemos ser asaltados en nuestro
buen ánimo.
Es normal ver la indiferencia de la
gente ante las dificultades y problemas de otros, no nos inmutamos, hacemos
caso omiso y seguimos por nuestro camino. Poco a poco los valores de
convivencia y socialización se han ido perdiendo, ya sea por las exigencias
actuales del mercado que nos obligan día a día a ser más competitivos, a buscar
la excelencia y con esto el mejor desempeño en todas nuestras actividades y
terminamos viendo a los demás como un enemigo en potencia.
Otro factor importante que ha
conducido hasta esta deshumanización es la desconfianza que nos produce la
gente, todo el tiempo vemos en los noticieros los grandes fraudes, los robos
que se cometen por avaricia y minan nuestra sensibilidad y ganas por ayudar y
contribuir al mejoramiento de la sociedad por el simple hecho de no caer en uno
de esos engaños.
Es cierto que las condiciones no
son las más propicias, de hecho hace muchos años que no lo son, pero no podemos
esperar a que el ambiente sea ideal, si bien la excelencia nos ha llevado a
avanzar económica y tecnológicamente, es necesario que volvamos a cultivar los
más altos valores de convivencia como la sinceridad, el servicio, la
cooperación para seguir contribuyendo a una sociedad más humana. ♥︎