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martes, mayo 09, 2023

¡Somos Sembradores!

Toda nuestra vida, consciente o inconscientemente, transcurre en un continuo sembrar y cosechar. Todo cuanto pensamos, sentimos, decimos y hacemos se traduce —lo creamos o no; lo entendamos o no— en un acto de siembra de alcance ilimitado e insospechadas consecuencias. Todas estas acciones tienen un efecto de bumerang sobre nosotros, ¡Todas! Como la buena semilla, ninguna se queda sin germinar y una lógica sutil y misteriosa hace que cosechemos, exactamente, el fruto de todo lo que sembramos a lo largo de nuestra vida.

¡Cuánta gente se cree desafortunada porque cree que vino a esta vida solo para experimentar el sufrimiento y la infelicidad! Viven convencidos de que la vida conspira en su contra por el hecho de no conseguir una salida satisfactoria y una solución razonable a sus problemas económicos, familiares, de salud, entre otros. Algunos que se creen muy sofisticados le endosan la culpa de todos sus problemas al sistema político, a la religión, al sistema cambiario… Otros más “espirituales” culpan a Dios, no creen que él sea un Dios amoroso y justo, hay quienes van un poco más allá y hasta niegan su existencia, en fin, lo que muchas de estas personas no alcanzan a percibir es que tales efectos en su vida no son otra cosa que la cosecha de aquello que se han dedicado a sembrar.

¡Sembremos la mejor semilla!

La semilla que se esparce para que crezca la mala hierba es tan fecunda como la semilla que se cultiva para cosechar el trigo. De igual manera, en la tierra buena de la humanidad, la semilla del bien y la semilla del mal cohabitan en igualdad de condiciones para cosechar su fruto. Si queremos ser felices, sembremos la semilla de la felicidad… Si queremos ser infelices, sembremos la semilla de la infelicidad… Por esta razón, el arte de sembrar, si lo que queremos es cosechar el éxito y la excelencia tipificado en una vida plena de felicidad, amor, justicia y paz, ha de encarnar una labor profundamente concienzuda sobre la base del cultivo de los más altos y nobles valores.

Hagamos esfuerzos por cultivar en nosotros mismos solo las mejores semillas, y no conformes con esto, con el mismo interés y con la misma semilla, cultivemos también nuestro entorno. Después de todo ningún esfuerzo se pierde, al contrario, todo cuanto cultivemos en nuestro entorno redundará en cosecha abundante para nuestro propio beneficio. Todo cuanto damos a los demás nos lo estamos dando a nosotros mismos. Veámoslo de la siguiente manera:

Un agricultor, cuyo maíz siempre obtenía
el primer lugar en la feria patronal de su pueblo,

practicaba por costumbre, compartir sus mejores semillas de maíz
con los demás agricultores que habitaban en los contornos de su granja.

Cierta vez, cuando le preguntaron por qué lo hacía, dijo:
“En realidad, es por puro interés. Noten que el viento
tiene la virtud de trasladar el polen de unos campos a otros.

Por eso, si mis vecinos cultivaran un maíz de clase inferior,
la polinización rebajaría la calidad de mi maíz.

Esta es la razón por la que me interesa enormemente
que mis vecinos solo planten el mejor maíz”.

¡Emocionante historia verdad! Real o no, ella nos ilustra cómo podemos transformar nuestra realidad cuando emprendemos acciones con el propósito de influenciar positivamente nuestro entorno, nos enseña una vez más, que todo cuanto damos a los demás siempre regresa a nosotros y regresa multiplicado por diez o por cien.

Otra moraleja de esta historia es que la verdadera riqueza —aquella que nos lleva a convertirnos en personas de éxito y excelencia; a transitar los senderos inusitados de la felicidad y gozar de una vida de grandes realizaciones— no consiste en amontonar toda suerte de bienes para nuestro único beneficio. Por el contrario, radica en nuestra capacidad de ir por la vida liberados de toda actitud egoísta, compartiendo todo cuanto somos, hacemos y tenemos, con espíritu de total desprendimiento.

Esta misma historia refuerza mi creencia de que, quienes piensan que siendo más egoístas aumentan su posibilidad de ser más prósperos y en consecuencia, disfrutar de una vida feliz, están muy equivocados; no están apuntando en dirección al orinal. La razón es muy simple y es que la infelicidad humana y la pobreza, hunden sus garras en la existencia de la persona que vive gobernada por los antivalores del ego.

¡Cultivemos los altos valores!

Cuando decidimos vivir la vida con el firme propósito de cultivar los altos valores como la libertad, la justicia, la paz, la verdad, la honestidad, la solidaridad, el amor… debemos estar conscientes de que siempre vamos a tener problemas y fracasos, pero nunca uno que esté por encima de nuestras fuerzas. Por eso cuando te sientas derrotado, no pierdas la confianza en ti mismo, recuerda en todo momento que los problemas y fracasos son del tamaño de nosotros. En la vida de los sembradores no están ausentes las adversidades y los fracasos. Al contrario, estos son los ingredientes que hacen que sus vidas estén siempre llenas de nuevas expectativas y llenas de emociones. Sin el reto que nos plantea un problema, nuestra existencia sería monótona y nuestra vida carente de sentido.

La primera acción que debemos emprender en el cumplimiento de nuestro propósito, es asumir una actitud optimista ante la vida. Es cierto que vivimos en un mundo lleno de injusticias y desigualdades, pero debemos abrazarnos a nuestros valores y empezar a comportarnos como seres humanos, seres superiores, sin tantos egoísmos, envidias, y mezquindades. Debemos ser optimistas en el sentido de creer que es posible triunfar ante y a pesar de las dificultades; que es posible construir una patria y una sociedad mejores, y luego comprometernos con esa maravillosa construcción.

Cada día representa un nuevo ciclo, una nueva oportunidad para replantear, para proponer cambios y fijar nuevas metas. Cada día no significa como muchos piensan: vejez y deterioro. Un nuevo día nos brinda la opción de re-crearnos y mejorarnos.

No permitamos que cada día en que transcurre nuestra existencia pase a formar parte de un archivo muerto. Volver a efectuar las mismas cosas que el día anterior, sin introducir mejoras, es repetirlo sin darnos la oportunidad de experimentar la gracia de lo nuevo. Es perder veinticuatro horas en la universidad de la vida.

Vivamos cada día a plenitud, sin aquellos temores que ensombrecen el horizonte azul de las oportunidades.

Convirtámonos en verdaderos creyentes de lo magnificente de la vida, de nuestras capacidades para afrontar nuestros retos y salir adelante en cualquier empresa, en cualquier buen propósito. Visualicemos desde ya un futuro promisorio, con el firme propósito de convertirnos en aquello que Dios nos delegó al nacer: En hombres libres. Somos abanderados de la creación. Los seres humanos podemos hacer cosas que nos diferencian de los animales. Podemos lograr cosas maravillosas que ninguna otra criatura puede hacer. Los seres humanos concebimos nuevas ideas, hacemos planes, nos preparamos para los problemas de antemano y llevamos a cabo nuestros planes hasta completarlos. La capacidad de planificar, pensar y lograr cosas nuevas —cosas que no se han hecho antes— es una característica exclusivamente humana. Un privilegio que debemos aprender a merecer y lo merecemos cuando nos recreamos en el juego de la existencia, dominamos lo que inventamos y lo ponemos al servicio del bien. No podemos vivir esperando tiempos mejores cuando no nos proponemos nada para conseguirlos. Y es precisamente en el servicio a la vida donde el hombre triunfa sobre su naturaleza inferior, es allí donde empezamos a comprender el verdadero significado de la existencia, de la riqueza y la trascendencia.

Cada día es una oportunidad que nos regala la vida. No desperdiciemos sus segundos, sus minutos, sus horas, fijémonos nobles objetivos, creamos en nuestros sueños y en esa fuerza interior que Dios nos da en cada amanecer. Pongamos en derrota al miedo, a la pereza, a la indecisión. Aceptemos el don de cada día con fe, alegría y optimismo.

Hoy es un nuevo día para agradecer, servir y crecer. Agradecer a Dios por permitirnos despertar y ver la luz de la vida; servir a los hombres para mejorar la existencia y la calidad de vida; y crecer para que nuestra vida sea llena de éxitos y grandes realizaciones.

Hoy es un nuevo día para vivir cultivando los altos valores, porque todos ¡Somos Sembradores!

Revista Sembradores

jueves, agosto 12, 2021

O servimos o se arruinan nuestras vidas



El servicio es una ley universal de la Creación. No hay nada inútil en la naturaleza.

El sol, para presidir el día. La luna, para iluminar la noche junto con las estrellas. La tierra, para ser la habitación del hombre y la única nave que nos conduzca hacia el futuro y hacia la esperanza.

El hombre, la criatura suprema del universo, para participar del amor del Creador y así ser feliz. Nos creó el amor, para el amor. Fuimos diseñados para amar, y solamente amando podemos ser grandes, eficaces y felices. O amamos o nos destruimos. Esta es la gran alternativa.

En el Capítulo XIII del Evangelio de San Juan, Cristo le lava los pies a los discípulos y después les dice: “Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien porque lo soy de verdad. Si yo, pues, les he lavado los pies… también han de lavarse ustedes los pies unos a otros… y felices ustedes si comprenden estas cosas y las ponen en práctica”. Y un poco más adelante les da ¡El Gran Mandamiento! “Un precepto nuevo les doy: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. En esto conocerán los hombres que ustedes son mis discípulos.”

Este es el gran distintivo de los cristianos... no es una cruz en el pecho, ni una biblia bajo el brazo, ni siquiera el nombre de Dios en los labios, ni la predicación sobre Él, ni la asistencia al templo… esto se puede hacer como trabajo, por moda. O por captar la atención y la benevolencia de los oyentes, o por seguir la corriente, o por “mil razones” mas no del todo conscientes o confesables… pero servir, servir, servir… es de amigos, es de buenos compañeros, es de humanos, es de la madre, es de grandes. “La gloria está en ser grande y ser útil“ nos dijo Bolívar). Servir es de cristianos, servir es de Dios.

La beata Teresa de Calcuta nos dejó dicho: “El que no vive para servir, no sirve para vivir”. ¡Qué gran verdad! Y felices los que saben servir con alegría, porque la fiesta de su corazón no tiene final.

Pero hay que servir bien, con bondad y con prontitud. Si no, no hay eficacia. Hay seres que son tan bondadosos, pero ahí se quedan; en la sonrisa y en las palabras bonitas, en las promesas y en el bla, bla, bla... la politiquería y la demagogia las tienen a la orden del día.

Los hay también tan ejecutores y activos, pero son tan duros y amargos en sus relaciones, sí, es cierto, hacen cosas, sirven de cierto modo, a su manera, pero dejan tanto que desear; ¡son tan ácidos! Ahí tampoco hay eficacia.

La eficacia y la excelencia son la conjugación del hacer el bien y de la prontitud pero enriquecidos por el amor; solo trabajo, sin alegría, es de máquinas; solo bondad sin obras es de muñecas.

En la Sud-África de los principios del siglo pasado, a la puerta de un gran hotel, a un joven de tez oscura un viajero le pidió le llevara unas maletas a tal piso y que lo siguiera. El joven accedió y al llegar a la habitación, le ofrecieron unas monedas que él rechazó diciendo que él no trabajaba allí. Entonces, —¡por qué subió las maletas!
—Porque usted me lo pidió –le respondió el joven–, el futuro Mahatma Gandhi que trabajaba en esa ciudad como abogado de una importante compañía. Ese joven había comprendido el valor del servicio y eso lo llevaría a la cúspide humana a la que llegó.

Si donde tú estás, allí tú sirves, sonriendo, saludando, abriendo la puerta al otro, recogiendo ese vaso, levantando ese papel, dejando limpio lo que usas, cerrando esa llave del agua, apagando esa luz, oyendo música con el volumen bajo, lavando ese plato, sin tirar la basura, utilizando ese “gracias” o “por favor”, llegando a tiempo, dando esa dirección. Venezuela fuera otra, porque la Patria ¡eres tú! Todo sería eficaz y feliz. ♥︎

Pbro. Ramón Elvidio Rosales
Fundación para el Desarrollo Humano, (FunTaDeHu).

Si quieres darle un valor agregado a tu fortaleza, a tu alegría, a tu salud, a tu capacidad de realizar sueños… Nosotros somos una gran alternativa a esos arrastres, desánimos, pesimismos, depresión y mediocridad. Somos una ventana abierta a la esperanza.

www.funtadehu.org.com
infotadehu@gmail.com

Los economistas se han quedado sin respuestas


Se han ensayado en el mundo entero todo tipo de recetas para lograr la prosperidad de las naciones: monarquía, dictadura, comunismo, capitalismo, fascismo, neoliberalismo, además de la globalización de mercados, mercados comunes, etcétera; y aun cuando algunas naciones han logrado la prosperidad, el deterioro de su tejido social ha sido lamentable. Por ejemplo, en el país "más rico" del planeta, los Estados Unidos de América, con el arsenal bélico más poderoso, la principal fuerza exportadora internacional, con un mercado de consumo incomparable por la capacidad de compra de sus habitantes, éstos —parece ser, por lo espeluznante de sus estadísticas de asesinatos, violencia, 1% de sus ciudadanos en las cárceles, el abandono de los niños, la desintegración familiar, en fin— no son los más felices del planeta. La conclusión: sus habitantes no sólo lograron sobrevivir, sino que han alcanzado una súper vida material; pero su esencia espiritual la olvidaron, a tal grado, que su capacidad de consumo ha consumido su esencia humana. Si observamos las condiciones de las naciones más ricas del mundo, tanto en América como en Asia y Europa, las conclusiones son similares. Si, por otra parte, analizamos a los países pobres, presenciamos el caos producido por el narcotráfico, la corrupción, la destrucción de los ecosistemas, la devastación de sus recursos naturales, en fin, realidades no menos dolorosas que las de los países prósperos.

En el tercer milenio de nuestra era, las cifras de la condición humana son alarmantes: tres cuartas partes de la humanidad viven en la pobreza; el Banco Mundial calcula que mil doscientos millones sobreviven con menos de un dólar al día. Nada más con el valor de la basura que arrojan diariamente los habitantes de Estados Unidos, lograrían sobrevivir 50 millones de seres humanos; 35 mil niños mueren diariamente en el mundo, tenemos el equivalente a un Hiroshima cada 3 días; de cada 100 latinoamericanos 63 viven en la miseria; cada 90 segundos se invierte un millón de dólares en armamento. La aberrante realidad nos muestra que para alimentar anualmente a todos los niños miserables del planeta se requieren aproximadamente 25 mil millones de dólares: la mitad de lo que gastan los países desarrollados en cigarrillos.

Si la realidad es tan terrible, sería una locura no intentar cambiarla. El ser humano tiene el talento de hacerse, deshacerse y rehacerse. Muchas veces nos hemos equivocado y el error representa la oportunidad de aprender y de corregir el rumbo; seguramente cuando incurrimos en él “ignorábamos que estábamos equivocados” y de no haberlo intentado nos habríamos privado de la oportunidad de aprender para evolucionar.

La sabiduría se adquiere a través de la experiencia, éxitos y fracasos debidamente asimilados. Contexto significa lo entretejido y nosotros somos el resultado de ese entretejido. En el pasado, la humanidad ha evolucionado gracias a los errores y aciertos logrados; no es ninguna casualidad que hoy tengamos mayor longevidad, más rapidez en la comunicación o nos traslademos geográficamente a velocidades vertiginosas. En fin, podemos estar ciertos de que el mundo ha evolucionado positivamente, aun cuando estemos viviendo en muchas partes del mundo cuadros dantescos de miseria y abandono.

Las soluciones no se encuentran en los sistemas económicos sino en las conductas humanas. La realidad nos ha confrontado con una verdad irrefutable: el gran enemigo a vencer está dentro de nosotros mismos; la auténtica crisis es una crisis de valores. En el ser humano están el problema y la solución. Nos hemos topado de frente con antivalores que en otro tiempo creímos que eran valores: la esclavitud, el feudalismo, las monarquías, el poder absoluto de las iglesias. Hemos tenido que transitar por caminos equivocados para saber que efectivamente lo eran y también los aciertos nos han conducido a descubrir valores que de hecho son principios naturales universales: el derecho a la vida, la libertad, la justicia, y muchos más que nos permiten vivir mejor hoy que en el pasado. Si deseamos modificar la realidad actual y aspirar a erradicar los grandes detractores de la humanidad como la miseria, la ignorancia, guerras, abandono, narcotráfico, explotación irracional de la naturaleza y del ser humano, tendrá que ir al fondo del problema: producir una auténtica revolución espiritual, provocar un renacimiento moral y luchar por cambiar, con valores, el fondo de la persona. Nadie puede dar lo que no tiene. No podemos pedir honestidad, veracidad, generosidad, lealtad, si antes no hemos sembrado profundamente estas verdades y valores universales en el espíritu humano.

Una aldea, un pueblo, una nación y el mundo cambian cuando en forma individual cada habitante opera el cambio. La auténtica educación moral, como anotaba Aristóteles, se logra con hábitos morales superiores. No podemos esperar en la actualidad que esta educación sea solamente a nivel familiar, la cual, por supuesto, es fundamental; pero la realidad supera a la teoría. ¿Cómo llevar estos valores a las familias desintegradas, a los huérfanos, a quienes tuvieron por progenitores seres deformes moralmente? El cuestionamiento es ¿cómo llegar masivamente a una educación superior en valores? El reto está en los medios de comunicación, esos mismos medios que han derrumbado muros y sistemas. Mediante la difusión atractiva, convincente y seductora de que es posible vivir mejor si nos conducimos de acuerdo con la práctica de virtudes morales. Se requiere, por supuesto, de una abundante generación de líderes en todos los ámbitos: en lo político, social, religioso, cultural, deportivo, educativo; que abarquen todos los campos de la actividad humana, y para ello, el compromiso de quienes estamos conscientes de esta solución, es contribuir a forjar esta nueva generación de líderes con valores de orden superior, conscientes de que no existe acción pequeña para lograrlo. Ésta es la razón por la cual se ha escrito esta obra, aportar un esfuerzo más para lograr el sueño de forjar un mundo más justo y humano.

Los valores se convierten en virtudes cuando logramos aterrizar el valor en acción. Para que la práctica del valor sea una realidad, el desafío es encontrar cómo traducir la teoría en práctica cotidiana. El contenido de esta parte se ha estructurado con metáforas, pequeños relatos inspirados en situaciones reales, producto de la observación y de anécdotas narradas, muchas de ellas, por sus propios protagonistas. Por razones obvias no citamos sus nombres para no crearles ningún tipo de compromiso, pues, así como algunos relatos ilustran virtudes, otros son ejemplo claro de los antivalores. El hombre verdaderamente inteligente aprende tanto del éxito como del fracaso. ♥︎

Miguel Ángel Cornejo y Rosado

lunes, agosto 09, 2021

¡Créalo, sí se puede ser feliz!

Una de las principales aspiraciones, por no decir la principal de todo ser humano, consiste en hallar la tan anhelada felicidad. Pero, ¿Qué es la felicidad? La felicidad tiene un diferente significado para cada persona y esto se debe a la jerarquización de los valores. Para algunos, el dinero por ejemplo, es el principal gestor de la felicidad, pues les permite gozar de ciertos bienes y privilegios que éste otorga. Pero para otros, no es el dinero el principal causante de la felicidad sino la realización de los altos ideales. Sin embargo, sea cual fuere el concepto que cada uno tenga de lo que es la felicidad, lo importante es que a la realización de estos se experimente la auténtica y duradera felicidad que es en donde debemos fijarnos y preguntarnos: ¿Cómo viven aquellos que han alcanzado lo que nosotros deseamos? Lo que sí es cierto es que una vez alcanzamos algo experimentamos por un corto tiempo la alegría de tenerlo o de haberlo alcanzado para luego comenzar a buscar tener o realizar alguna otra meta, algún otro sueño y esta es precisamente la trampa de querer hallar la felicidad a través del tener, ya que nunca seremos saciados totalmente.

Esto no significa, desde luego, que debamos dejar de tener metas o sueños, pues ellos son nuestros motivadores. Significa, más bien, que no debemos dejar que nuestra felicidad esté supeditada a logros externos a nosotros, pues si no realizamos esos sueños quedará frustrada nuestra vida. Es decir, que habremos vivido en vano. Para no permitir que esto suceda debemos más bien disfrutar el aquí y el ahora que es lo que realmente existe y sobre lo que tenemos poder.

Recordemos aquella máxima del gran pensador: la felicidad no es un punto de llegada sino una manera de viajar. No es lo que pudo ser ayer, pues el pasado ya se fue; tampoco es lo que podrá ser mañana, pues el futuro nadie nos lo garantiza. Solo nos queda entonces un tiempo que es el hoy, pero un hoy bien vivido. Que las cosas no haya sucedido en nuestra vida tal como las deseábamos no es motivo para no ser felices. Debemos contar con lo que tenemos hoy. Uno de los factores que influye enormemente en nuestra vida, o que permitimos que influya lo es el hecho de que sobrevaloramos lo que no tenemos y subvaloramos lo que tenemos. Entonces para hacer una buena jugada debemos invertir el proceso; es decir, subvalorar lo que tenemos y sobrevalorar lo que no tenemos. Esto si referenciamos nuestra felicidad con base en el tener. Si por el contrario el punto de referencia para medir nuestra felicidad está basado en el ser, entonces para ser felices lo único que necesitamos es existir, y buscar experimentar a cada instante la plenitud del ser, auténtico, sin ataduras, libre… Quienes tienen pueden ser felices si su riqueza y el cuidado de ellas no les quitan su tranquilidad y paz mental; es decir, si tienen sus riquezas y no sus riquezas los tienen a ellos. Y si pueden sin ningún trauma desprenderse de ellas. Quienes no tienen, pueden ser felices si después de satisfacer sus necesidades básicas buscan la trascendencia de su ser a través de altos y nobles ideales. O bien si detrás del querer tener conserva su tranquilidad y paz interior, no permitiendo que un suceso externo a ellos sea el que determine su felicidad.

Amigo lector, si usted hace una lista con los motivos por los cuales no puede ser feliz, de seguro encontrará muchos y tiene usted toda la razón, porque es la manera como usted observa el mundo, es su realidad, realidad que es a usted la única persona que le corresponde modificar. La felicidad, contrario a lo que muchos creen, no se da entre más tengamos, sino entre menos necesitemos.

Olvídese de las promesas comerciales para ser feliz, no existen castillos ni príncipes azules fuera de usted. Deshágase de la falsa creencia que de que será feliz cuando tenga esto o aquello, o cuando sucedan ciertas cosas en su vida. Tal vez de tanto buscarla no dé ocasión para encontrarla; porque ella está ahí, muy cerca, ¡está dentro de usted! Comprenda el hecho de que el universo no puede satisfacer los caprichos de cada ser humano, él sigue unas leyes inexorables que garantizan la libertad y el orden. Sí, usted puede ser feliz ahora, con lo que es y con lo que tiene, sólo basta querer serlo y centrarse en los regalos que cada día le da la vida.

Para usted se levanta el Sol cada mañana; para usted canta el jilguero, para usted salen las estrellas; para usted abre sus pétalos la rosa. Sea consciente que nos hacemos infelices cuando despreciamos estas riquezas que son gratuitas por ir en busca de las miserias costosas. Usted no vino para quedarse y todo lo que le muestran los sentidos algún día pasará. Recuerde entonces siempre que la vida le propone unas condiciones y es usted quien decide cómo vivirlas. Deje de lado las muletas de autocompasión y láncese a disfrutar a plenitud la maravillosa aventura que significa vivir disfrutando tanto sus éxitos como sus derrotas. Solo así logrará alcanzarla hasta hoy esquiva felicidad. ♥︎

Revista Sembradores

La ruta de la excelencia


“Un hombre se acercó a una chimenea y le propuso: 'si tú me das calor yo te daré leña', condición que por supuesto resulta absurda, pues todo en la naturaleza es una causa de donde surgen los efectos. Para lograr triunfar en la vida primero tenemos que sembrar las semillas: aprendiendo a dar y a vivir de acuerdo con la ruta de la excelencia, la cual tiene muchos senderos y un solo destino: la perfección."


Siga estos senderos 👇

Servicio. Nuestra recompensa en la vida está en relación directa con el servicio que proporcionamos a nuestros semejantes; los que solamente buscan oro cavan mucho y hallan poco, aprovecha más el que sirve mejor.

Valor agregado. Sea un 1% mejor todos los días en cada una de sus actividades, adicione ese algo más que hace la diferencia. “Señor, cinco talentos me entregaste; he aquí otros cinco talentos que he ganado sobre ellos”.

Compromiso. Hágase indispensable siendo un ser de soluciones y no de problemas; nadie contrata a una persona para que le cause problemas, sino para que encuentre respuestas.

Trato. Trate a los demás como los seres más importantes sobre la faz de la tierra, “sé con tu prójimo como lo eres contigo mismo”; muchos pueden actuar servicialmente, rara es la persona que piensa servicialmente.

Aprendizaje. Cuando algo falle hay que asimilar la lección y adelante, ¡ánimo!; un error reconocido es una victoria ganada.

Crisis. Los problemas para el ser excelente son oportunidades no resueltas; la dirección se aprende dirigiendo y se aprende mejor en medio de obstáculos.

Acción. El triunfador y el perdedor tienen los mismos problemas, la diferencia está en que el primero actúa para resolverlos y el segundo procura evitarlos; es mejor gastarse que enmohecerse.

Actitud mental positiva. No pierda el tiempo lamentándose de sus problemas, mejor resuélvalos; es preferible encender una vela que maldecir las tinieblas.

Capacitación. Pregúntese todos los días cómo puede ser mejor que ayer, invierta en su preparación. Como la tierra, por más rica que sea no puede dar frutos si no es cultivada, la mente sin cultivo tampoco puede producir.

Preparación. Prepárese para aprovechar las oportunidades, busque la buena suerte, inevitablemente la encontrará; la fortuna siempre favorece a la mente preparada.

Superación. Haga hoy su trabajo mejor que nunca, recuerde que siempre habrá una mejor forma de hacer las cosas.

Reto. Desafíe sus limitaciones y no se bloquee pensando: ¿Por qué no se puede lograr? Sólo los audaces llegan a la cumbre.

Audacia. Inicie cada día una aventura extraordinaria, viva intensamente cada minuto de su existencia, atrévase a ser un triunfador.

Constancia. Para obtener el éxito haga de cada hora de su vida un triunfo, sumará al final de la jornada: un día de excelencia, así una semana, un mes, un año, una vida de éxito. El éxito se alimenta del éxito.

Trabajo. Si usted desea ganar más recuerde la más simple de las fórmulas: trabaje más y en forma más inteligente; el éxito no sólo requiere de un mayor esfuerzo, use los talentos que tiene, los bosques estarían solitarios si los pájaros no cantaran en ellos.

Ascenso. Recuerde que su jefe inmediato es su cliente, proporciónele satisfacción y él se encargará de promoverlo. Con tiempo y trabajo se consigue lo que la fuerza y el afán persiguen.

Honestidad. Es el camino más digno a la riqueza, inicie siendo honrado consigo mismo, no se auto-robe su tiempo y su desarrollo; cuando se pierde, la fe y el honor desaparecen, entonces muere el hombre y surge la bestia.

Tiempo. Es su mayor riqueza, inviértalo adecuadamente; siempre tendrá tiempo suficiente si lo emplea como es debido.

Motivación. Motívese diariamente, inicie el día con una sonrisa, es la prenda más bella que podemos lucir ante los demás, empaque sus problemas en la bolsa y sonría, sonría, sonría.

Alegría. Disfrute alegremente todo lo que haga, descubra que trabajar arduamente es divertido. Es más acertado conservar intacta la capacidad de disfrutar que ganar un montón de dinero.

Plenitud. Procure vivir plenamente, sólo el día de hoy viva como si esperara a cumplir los 100 años, pero como si estuviera listo a morir mañana.

Objetivos. Todos los días haga una lista de las cinco cosas más importantes que tenga que realizar y hágalas, es la forma de dar sentido diario a nuestras vidas, es joven a cualquier edad el que hace planes para mañana.

Misión. Descubra cuál es su misión en la vida: en su trabajo, con sus amigos, su pareja, su familia y su nación; piense cómo le gustaría ser recordado, si como un pálido perfume que la más tenue brizna se llevó o como la más bella de las fragancias con que Dios nos perfumó.

Vocación. Decídase a ser un ser de excelencia aquí y ahora; la excelencia es un llamado universal y el hombre es un pedazo del universo hecho vida, una vida dedicada a la excelencia.

Fe. Recuerde que usted se convertirá inevitablemente en lo que piensa de usted mismo, pues lo que la mente del ser humano puede crear y creer, su corazón lo logrará.

Trascendencia. Usted es importante, condúzcase en todo lo que haga como lo que es: un ser extraordinario, que su vida no sea un fugaz chispazo, sino una antorcha que alumbre siempre.

Sueños. Tenga un ideal en la vida, un motivo para luchar, un sueño por realizar y tendrá una razón para vivir; descubramos nuestros sueños y vivamos para verlos, con los dos pies sobre la tierra y con el alma en las estrellas.

Dios. Dedique un poco de tiempo todos los días a estar cerca y a solas con el Creador, es la fuente inagotable del amor, recuerde que su vida es un cuento de hadas escrito con el dedo de Dios y a usted le corresponde hacerlo realidad.


Y para terminar una fantasía...

Al estar Dios en el momento de la creación, algunos ángeles que lo observaban se le acercaron, y uno de ellos le preguntó: ¿Qué haces? Uno más lo cuestionó: ¿Por qué lo haces? Otro quiso saber: ¿Cómo lo haces? Otro más lo interrogó: ¿Cuánto cuesta hacerlo? Otro, reía y le aplaudía; finalmente se acercó un sexto ángel y le preguntó: ¿Te ayudo?

  • El primero, era investigador.
  • El segundo, un filosofo.
  • El tercero, técnico.
  • El cuarto, financiero.
  • El que reía y aplaudía, era un místico.
  • El que ofreció su ayuda, era un idealista.

Así, el líder del futuro y del eterno presente debe ser investigador, filosofo, técnico, financiero, místico e idealista; que sueñe con un mundo mejor, y que forme parte de una nueva generación forjadora, de una civilización de excelencia que sea más humana, generosa y justa para todos los hombres y mujeres; no importando su condición social, raza o credo, y que lleve a cabo su misión histórica con alegría, entusiasmo y entrega total con la obra que le asignó el Creador.

Deseo que logres todo lo que te hayas propuesto y que Dios permanezca por siempre en tu corazón. ♥︎

Revista Sembradores

jueves, julio 08, 2021

Los juegos de la vida

Tu concepción en el vientre de tu madre fue tu primer desafío y competencia en los juegos de la vida; superaste la fase eliminatoria, clasificáste para participar en las olimpiadas de la vida, jugaste como ningún otro jugó y mira... ¡Te coronaste campeón!

¡Lo lograste campeón! En estas olimpiadas te enfrentaste contra millones de competidores superándolos a todos. El objetivo de la competencia consistía en dar en el blanco y fecundar el óvulo de tu mamita… ¡Y fuiste el feliz ganador!

Por eso es bueno recordarte que un motivo para la acción (motivación) es estar consciente de que la vida está hecha de tiempo, desde el momento de tu nacimiento y hasta el día de tu muerte –de la cuna al sepulcro–. Tu gran compromiso, proyecto y misión es construirte a ti mismo, es decir: al nacer eres un diamante aún en estado de carbón. Debes, entonces, empezar a  tallar y pulir la piedra bruta que tú mismo representas. Si tú lo deseas puedes transformarte, dándole forma y brillo a la piedra que eres en este momento, hasta llegar a ser el majestuoso diamante que estás destinado a ser desde el mismo instante de tu creación.

Esa es la razón por la cual estás en los juegos de la vida. ¿Aceptas el reto?

Crea, genera, produce y usa las riquezas materiales que el universo ha dispuesto en abundantes cantidades para los hijos de esta tierra. Pero también cultiva los valores  y principios superiores e inmateriales, comprométete en esto, recordando en todo momento que por intangibles que sean, en ellos reside la verdadera riqueza y se constituyen como el punto de partida para el proceso de construcción de un ser humano de orden superior.

El conocimiento consciente aleja la ignorancia y puedes, con él, usar mejor tu libre albedrío. Toma consciencia de cómo son los juegos de la vida y te convertirás en un líder servidor de tus semejantes, aceptando con entusiasmo y optimismo la tarea de guiar y comunicar un mejor futuro, sirviéndote a ti mismo, a tu familia y a tu equipo de trabajo.

Ahora ya lo sabes, hay una actividad que nadie puede realizar por ti y precisamente a eso viniste a este mundo: a jugar los juegos de la vida. A vivir tu vida y a cumplir con el compromiso de crecer y realizarte, desarrollando al máximo tu potencial creador y co-creador de experiencias y una vida de excelencia.

Se realista y humilde al actuar, no te creas omnipotente, pues junto a todas las creaturas, eres un co-creador que participa en la sinfonía magistral del universo. Pon en práctica la solidaridad, desarróllate personalmente, elévate a un nivel superior de desempeño y haz aportes de calidad en el grupo social al que perteneces. Haga siempre tu mejor esfuerzo con realismo optimista.

Entonces ¡Motívate, despierta y utiliza tu poder! Pues con tu esfuerzo consciente y persistente puedes lograr grandes realizaciones y ser feliz, al tiempo que haces felices a tus semejantes (creadores ellos también). Algunos quizás con un grado menor de consciencia que el tuyo, pero creadores al fin. ¡Tus semejantes te necesitan como coequipero! ¡Tu aporte será siempre valioso, no se los niegue! Acepta los triunfos lo mismo que las derrotas, aborda los problemas con serenidad, madurez y autocontrol, pues también forman parte de los juegos de la vida. Pero recuerda buscar inteligente y creativamente la oportunidad que estos traen consigo, ya que también son parte de la única constante de la vida: el cambio indetenible desde tu nacimiento hasta tu muerte. ¡Todo es un continuo y constante cambiar!

Tu flexibilidad y adaptabilidad siempre serán sinónimos de juventud y posibilidad de éxito y felicidad.

Recuerda también que es tu deber fomentar y promover el cambio en ti mismo y en tu entorno para mejorar ¡Pues eres un ser humano valioso y un gran líder automotivado y comprometido! ♥︎

Revista Sembradores 

martes, junio 29, 2021

El califa


Un califa llamado Al-Mamun poseía un hermoso caballo árabe con el que estaba encaprichado el jefe de una tribu, llamado Omah, que le ofreció un gran número de camellos a cambio, pero Al-Mamun no quería desprenderse del animal. Aquella negativa encolerizó a Omah de tal manera que decidió hacerse del caballo fraudulentamente.

Sabiendo que Al-Mamun solía pasear con su caballo por un determinado camino, Omah se tendió a la orilla del mismo disfrazado de mendigo y simulando estar muy enfermo. Al-Mamun, que era un hombre de buenos sentimientos, al ver al mendigo sintió lástima por él, desmontó y le ofreció llevarlo a un hospital.

“Por desgracia, –se lamentó el mendigo– llevo días sin comer y no tengo fuerza para levantarme”. Entonces, el califa lo alzó del suelo cuidadosamente y lo montó en el caballo, con el propósito de montar él a continuación. Pero en cuanto el falso mendigo se vio sobre la silla, salió huyendo al galope. Al-Mamun corrió tras de él gritándole para que se detuviera. Una vez que Omah se distanció lo suficiente de su perseguidor, se detuvo.

—¡ESTÁ BIEN, ME HAS ROBADO EL CABALLO!, –gritó Al-Mamun– —¡AHORA SOLO TENGO UNA COSA QUE PEDIRTE!

—¿DE QUÉ SE TRATA? –preguntó Omah– también a gritos.

—¡QUE NO CUENTES A NADIE CÓMO TE HICISTE DEL CABALLO!

—¿Y POR QUÉ NO HE DE HACERLO?

—¡PORQUE QUIZÁS UN DÍA PUEDA HABER UN HOMBRE REALMENTE ENFERMO TENDIDO JUNTO AL CAMINO Y, SI LA GENTE SE HA ENTERADO DE TU ENGAÑO, TAL VEZ PASEN DE LARGO Y NO LE PRESTEN AYUDA!

 

Podemos ver reflejado en esta historia el estado actual de nuestra sociedad donde se ha perdido la confianza y aún el respeto por quienes nos rodean, porque podemos ser asaltados en nuestro buen ánimo.

Es normal ver la indiferencia de la gente ante las dificultades y problemas de otros, no nos inmutamos, hacemos caso omiso y seguimos por nuestro camino. Poco a poco los valores de convivencia y socialización se han ido perdiendo, ya sea por las exigencias actuales del mercado que nos obligan día a día a ser más competitivos, a buscar la excelencia y con esto el mejor desempeño en todas nuestras actividades y terminamos viendo a los demás como un enemigo en potencia.

Otro factor importante que ha conducido hasta esta deshumanización es la desconfianza que nos produce la gente, todo el tiempo vemos en los noticieros los grandes fraudes, los robos que se cometen por avaricia y minan nuestra sensibilidad y ganas por ayudar y contribuir al mejoramiento de la sociedad por el simple hecho de no caer en uno de esos engaños.

Es cierto que las condiciones no son las más propicias, de hecho hace muchos años que no lo son, pero no podemos esperar a que el ambiente sea ideal, si bien la excelencia nos ha llevado a avanzar económica y tecnológicamente, es necesario que volvamos a cultivar los más altos valores de convivencia como la sinceridad, el servicio, la cooperación para seguir contribuyendo a una sociedad más humana. ♥︎