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miércoles, mayo 03, 2023

La resiliencia: La fuerza que nos lleva a superar las adversidades

La vida está llena de altibajos, momentos buenos y malos que nos moldean y nos hacen crecer como personas. Sin embargo, hay momentos en los que parece que todo se desmorona a nuestro alrededor y no sabemos cómo seguir adelante. Es ahí donde entra en juego la resiliencia, la capacidad de sobreponerse y superar las adversidades.

La resiliencia es una fuerza interna que nos permite encontrar la fuerza para seguir adelante cuando todo parece perdido. Es la habilidad de recuperarse después de una crisis, de volver a levantarse cuando nos han derribado. Pero la resiliencia no es algo con lo que naces, es algo que se puede aprender y desarrollar.

Recuerdo cuando mi madre fue diagnosticada con cáncer. Fue un momento difícil para toda la familia. Los médicos le dijeron que tenía un tumor agresivo y que necesitaba someterse a un tratamiento riguroso. Al principio, todos estábamos desesperados y asustados, pero mi madre se mantuvo fuerte. Ella se negó a dejarse vencer por la enfermedad y decidió luchar con todas sus fuerzas.

A lo largo del tratamiento, mi madre sufrió muchas dificultades, como náuseas, pérdida de peso, fatiga, y mucho dolor. Pero nunca perdió la esperanza y siempre mantuvo una actitud positiva. Aprendió a disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, como una conversación con un amigo o una tarde tranquila en casa. Y aunque la recuperación fue larga y difícil, al final, salió más fuerte que nunca.

Mi madre es un ejemplo de resiliencia. Demostró que, aunque la vida nos presente situaciones difíciles, siempre hay una manera de superarlas. Y esa fuerza interior es la que nos lleva a encontrar soluciones y a seguir adelante.

Desarrollar la resiliencia no es fácil, pero es posible. Una de las cosas más importantes es aprender a aceptar los cambios y las situaciones difíciles. No podemos cambiar lo que ha pasado, pero podemos elegir cómo lo afrontamos. Al centrarnos en lo que podemos controlar, como nuestra actitud y nuestros pensamientos, podemos encontrar la fuerza para superar cualquier situación.

También es importante rodearse de personas positivas y de apoyo. No tenemos que pasar por las dificultades de la vida solos. Amigos, familiares, terapeutas y otros profesionales pueden ser una gran ayuda para superar momentos difíciles. Encontrar un grupo de apoyo donde compartir experiencias similares también puede ser beneficioso.

La práctica de la autocompasión y el autocuidado también son fundamentales. Cuando estamos pasando por momentos difíciles, es fácil caer en el auto sabotaje y descuidar nuestra salud física y emocional. Es importante recordar que no somos perfectos y que está bien sentirnos mal a veces. Aprender a perdonarnos a nosotros mismos y a tratarnos con compasión y amor nos ayuda a encontrar la fuerza para seguir adelante.

En última instancia, la resiliencia es una elección. Podemos elegir dejarnos vencer por las adversidades o podemos elegir encontrar la fuerza para superarlas. Al desarrollar nuestra resiliencia, podemos enfrentar los desafíos de la vida con más confianza y seguridad en nosotros mismos. Y aunque no siempre podemos controlar lo que sucede a nuestro alrededor, siempre podemos controlar nuestra respuesta.

En mi propia vida, he enfrentado momentos difíciles que me han puesto a prueba. Pero gracias a la resiliencia que he desarrollado, he sido capaz de superarlos y salir más fuerte del otro lado. Aprendí que las situaciones difíciles no son el fin del camino, sino una oportunidad para crecer y desarrollar la fuerza interior que todos tenemos.

La resiliencia es la capacidad de encontrar la fuerza para superar las adversidades y salir más fuerte del otro lado. Es una habilidad que se puede desarrollar y cultivar, y que nos ayuda a enfrentar los desafíos de la vida con más confianza y seguridad. A través de la aceptación, el apoyo, la autocompasión y el autocuidado, podemos encontrar la fuerza para seguir adelante, incluso en los momentos más difíciles. Y al hacerlo, descubrimos la fuerza interior que todos tenemos para superar cualquier obstáculo que se nos presente.

Revista Sembradores

jueves, julio 08, 2021

Los juegos de la vida

Tu concepción en el vientre de tu madre fue tu primer desafío y competencia en los juegos de la vida; superaste la fase eliminatoria, clasificáste para participar en las olimpiadas de la vida, jugaste como ningún otro jugó y mira... ¡Te coronaste campeón!

¡Lo lograste campeón! En estas olimpiadas te enfrentaste contra millones de competidores superándolos a todos. El objetivo de la competencia consistía en dar en el blanco y fecundar el óvulo de tu mamita… ¡Y fuiste el feliz ganador!

Por eso es bueno recordarte que un motivo para la acción (motivación) es estar consciente de que la vida está hecha de tiempo, desde el momento de tu nacimiento y hasta el día de tu muerte –de la cuna al sepulcro–. Tu gran compromiso, proyecto y misión es construirte a ti mismo, es decir: al nacer eres un diamante aún en estado de carbón. Debes, entonces, empezar a  tallar y pulir la piedra bruta que tú mismo representas. Si tú lo deseas puedes transformarte, dándole forma y brillo a la piedra que eres en este momento, hasta llegar a ser el majestuoso diamante que estás destinado a ser desde el mismo instante de tu creación.

Esa es la razón por la cual estás en los juegos de la vida. ¿Aceptas el reto?

Crea, genera, produce y usa las riquezas materiales que el universo ha dispuesto en abundantes cantidades para los hijos de esta tierra. Pero también cultiva los valores  y principios superiores e inmateriales, comprométete en esto, recordando en todo momento que por intangibles que sean, en ellos reside la verdadera riqueza y se constituyen como el punto de partida para el proceso de construcción de un ser humano de orden superior.

El conocimiento consciente aleja la ignorancia y puedes, con él, usar mejor tu libre albedrío. Toma consciencia de cómo son los juegos de la vida y te convertirás en un líder servidor de tus semejantes, aceptando con entusiasmo y optimismo la tarea de guiar y comunicar un mejor futuro, sirviéndote a ti mismo, a tu familia y a tu equipo de trabajo.

Ahora ya lo sabes, hay una actividad que nadie puede realizar por ti y precisamente a eso viniste a este mundo: a jugar los juegos de la vida. A vivir tu vida y a cumplir con el compromiso de crecer y realizarte, desarrollando al máximo tu potencial creador y co-creador de experiencias y una vida de excelencia.

Se realista y humilde al actuar, no te creas omnipotente, pues junto a todas las creaturas, eres un co-creador que participa en la sinfonía magistral del universo. Pon en práctica la solidaridad, desarróllate personalmente, elévate a un nivel superior de desempeño y haz aportes de calidad en el grupo social al que perteneces. Haga siempre tu mejor esfuerzo con realismo optimista.

Entonces ¡Motívate, despierta y utiliza tu poder! Pues con tu esfuerzo consciente y persistente puedes lograr grandes realizaciones y ser feliz, al tiempo que haces felices a tus semejantes (creadores ellos también). Algunos quizás con un grado menor de consciencia que el tuyo, pero creadores al fin. ¡Tus semejantes te necesitan como coequipero! ¡Tu aporte será siempre valioso, no se los niegue! Acepta los triunfos lo mismo que las derrotas, aborda los problemas con serenidad, madurez y autocontrol, pues también forman parte de los juegos de la vida. Pero recuerda buscar inteligente y creativamente la oportunidad que estos traen consigo, ya que también son parte de la única constante de la vida: el cambio indetenible desde tu nacimiento hasta tu muerte. ¡Todo es un continuo y constante cambiar!

Tu flexibilidad y adaptabilidad siempre serán sinónimos de juventud y posibilidad de éxito y felicidad.

Recuerda también que es tu deber fomentar y promover el cambio en ti mismo y en tu entorno para mejorar ¡Pues eres un ser humano valioso y un gran líder automotivado y comprometido! ♥︎

Revista Sembradores 

viernes, julio 02, 2021

Realismo optimista

Algunos psicólogos hablan de cuatro actitudes ante la vida.

La primera actitud es la de aquellos que solo ven el bien a su alrededor. Él es bueno, los demás también lo son. Tal actitud puede provenir de la ingenuidad o de la indiferencia.

Es ingenuo creer que vivimos en un mundo donde todo marcha bien, donde no existen la pobreza, las desigualdades sociales, las enfermedades y la mala fe.

Pero tal actitud puede provenir también de la indiferencia. Algunas personas conviven con el mal y con la injusticia, dos temas de los que prefieren no hablar y mucho menos denunciar, tal vez porque no les interesa, o tal vez porque son sus usufructuarios. Las penas y los lamentos de su prójimo,  para ellos, son sólo “ganas de joder".

La segunda actitud es la de aquellos que se creen buenos pero consideran malos a todos aquellos que no se les asemejan, que no hablan, ni piensan, ni actúan como ellos.

Se trata de una posición autosuficiente, narcisista y maniquea. Son aquellos que “ven la paja en el ojo ajeno e ignoran la viga que hay en su propio ojo".

En el extremo opuesto se encuentran aquellos que viven en un continuo lamentarse por aquello que son, envidiando siempre a los demás. Su situación es siempre desesperada; la de otros es siempre mejor. Su vida es la más desgraciada. Son candidatos a la depresión. Sus vidas son estériles y dignas de compasión.

La última de las cuatro actitudes es la de aquellos que solo ven el mal por todas partes, tanto en sí mismos como en su alrededor. Son candidatos al suicidio físico y psíquico. Éstos son radicalmente pesimistas. Son los profetas del fracaso. Maldicen de la obscuridad, pero no se dedican a encender una luz. Maldicen de lo que existe, pero su negativismo les impide emprender la construcción de lo que no existe.

La actitud más sana ante la vida es el realismo optimista. Consiste en darnos cuenta y aceptar sin maldecir que la realidad en que vivimos es una mezcla de bien y de mal, de oportunidades y frustraciones, de logros y de derrotas. Trátase de una actitud no meramente contemplativa sino operativa. El mal debe ser combatido y el bien debe ser fomentando. La conciencia de nuestras limitaciones y de las dificultades no debe obnubilar la conciencia de nuestras posibilidades, ni frenar la toma de decisiones.

Es pesimista quien se sienta a llorar o maldecir sin esperanza sobre la maldad y la injusticia, quien se contenta con rasgarse las vestiduras pero no hace más nada. Es optimista realista quien denuncia el mal para construir el bien, quien critica constructivamente, quien no solo denuncia problemas sino que propone también soluciones y se compromete con ellas.

Quienes son realistas optimistas aceptan que viven en un mundo lleno de injusticias y desigualdades. Pero están convencidos de los valores y capacidad de cada ser humano. Son optimistas en el sentido de que creen posible el triunfar ante y a pesar de las dificultades; que es posible construir una patria y una sociedad mejores, y se comprometen en esa maravillosa construcción.

Los seres humanos debemos preocuparnos más por crear que por criticar; más de la vida que de la muerte; más en construir que en destruir; quejarnos menos y realizar más; pasar del lamento a la actividad creadora. ♥︎