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jueves, abril 27, 2023

7 sencillos hábitos para ser más optimista

Reconozcámoslo, a veces es difícil ser optimista con tantas cosas negativas pasando a nuestro alrededor pero si lo conseguimos seremos capaces de afrontar mejor las dificultades, evitar el estrés y disfrutar de lo que nos ofrece la vida.

El optimismo es la capacidad que tienen algunas personas para ver y juzgar las cosas desde un punto de vista más positivo. Es una decisión personal que permite tener una actitud favorable frente a todos los tipos de situaciones que se presentan en la vida.

No obstante, no debe convertirse en una excusa para evadir la realidad o aquellas cosas que por una u otra razón no nos gustan. Por el contrario, se trata de aceptar y aprender a encarar todo tipo de problemas, siempre con la convicción que se puede solucionar de la forma más adecuada posible.

Hay quienes tienen más dificultades para sacar a flote esta cualidad cuando lo necesitan. Por esta razón, a continuación queremos compartir siete buenos hábitos que se pueden tener en cuenta para potenciarla.

1. Disfruta el presente

Hacer planes para el futuro está muy bien, y de hecho es una necesidad que tienen la mayoría de los seres humanos. Sin embargo, eso no debe ser un motivo de ansiedad o frustración. En lo posible se debe vivir al máximo el presente y procurar hacer de cada día una oportunidad para llegar a ese futuro deseado.

Si la jornada es difícil o si todo parece pintar mal, una buena actitud mantiene alejado el estrés y permite disfrutar hasta el más mínimo detalle.

2. Dile adiós a las energías negativas

Por desgracia, las energías negativas están por doquier y donde menos uno lo imagina. Las discusiones familiares, los problemas con la pareja o cualquier otra situación negativa ocasionan estrés y emociones que roban la felicidad.

Hacer a un lado los resentimientos y solucionar los conflictos es la mejor forma de evitar que se conviertan en un obstáculo para estar bien durante el día.

También es primordial alejarse de aquellas personas que todo el tiempo trasmiten su negatividad queriendo dar lástima, siendo envidiosos o viendo siempre el lado malo de las cosas.

3. No vivas del qué dirán

No todas las personas piensan igual y, en ocasiones, eso puede ser un límite para disfrutar las oportunidades que se presentan.

Aunque de vez en cuando hace falta recibir buenos consejos, a veces las personas se entrometen queriendo imponer su punto de vista y frustrando el deseo que en realidad se tiene.

Hay que aprender a vivir de acuerdo a la mentalidad propia, ignorando el qué dirán y siendo conscientes de lo que está bien y lo que está mal.

4. Acepta tus fracasos en la vida


El fracaso forma parte de la experiencia y del aprendizaje. Todos en algún momento tenemos que afrontarlo, en cualquiera de los aspectos de la vida.

Lo importante es asumirlo con el mejor carácter posible, siendo conscientes que se puede volver a intentar hasta conseguir buenos resultados.

Dejarse llevar por una mala experiencia lo único que causa es frustración y obstáculos para aprovechar otro tipo de oportunidades.

5. Trata de conocer tus habilidades

Las personas que descubren sus habilidades tienen una visión más alegre de la vida y disfrutan mejor los momentos. Esto se debe a que su autoestima también aumenta y les facilita tener más relaciones sociales y buscar más momentos de placer y alegría.

La confianza en sí mismos es determinante para afrontar cualquier situación por difícil que parezca de solucionar.

6. Combina tus pensamientos positivos con hábitos físicos saludables

Combinando los factores mentales con hábitos físicos y emocionales se mejora la salud en general, la apariencia y las capacidades. Hacer ejercicio, establecerse metas o compartir con seres queridos contribuye a querer ver el lado amable de todas las situaciones.

No se trata de ser optimista porque sí, sino de convertirlo en una actitud para vencer límites y ser mejores cada día.

7. No a las palabras, sí a los hechos

Las palabras vienen y van y se pueden quedar sin sentido alguno. Los hechos son los que dejan huella y los que pueden demostrar que se puede superar cada etapa para llegar hasta donde se desea.

Más que decir palabras positivas o pretender hacerles pensar a otros que todo está bien, se trata de estar lo mejor posible y luchar por hacer realidad cada una de las metas.

Poniendo en práctica cada día todos estos consejos se puede empezar a tener una mejor actitud para hacerle frente a las dificultades.

Aunque lo parezca, no es nada simple aplicarlas, y mucho menos convertirlas en un estilo de vida. Sin embargo, vale la pena empezar a adoptarlas hasta que se interioricen como parte del carácter.

Revista Sembradores

viernes, julio 02, 2021

Realismo optimista

Algunos psicólogos hablan de cuatro actitudes ante la vida.

La primera actitud es la de aquellos que solo ven el bien a su alrededor. Él es bueno, los demás también lo son. Tal actitud puede provenir de la ingenuidad o de la indiferencia.

Es ingenuo creer que vivimos en un mundo donde todo marcha bien, donde no existen la pobreza, las desigualdades sociales, las enfermedades y la mala fe.

Pero tal actitud puede provenir también de la indiferencia. Algunas personas conviven con el mal y con la injusticia, dos temas de los que prefieren no hablar y mucho menos denunciar, tal vez porque no les interesa, o tal vez porque son sus usufructuarios. Las penas y los lamentos de su prójimo,  para ellos, son sólo “ganas de joder".

La segunda actitud es la de aquellos que se creen buenos pero consideran malos a todos aquellos que no se les asemejan, que no hablan, ni piensan, ni actúan como ellos.

Se trata de una posición autosuficiente, narcisista y maniquea. Son aquellos que “ven la paja en el ojo ajeno e ignoran la viga que hay en su propio ojo".

En el extremo opuesto se encuentran aquellos que viven en un continuo lamentarse por aquello que son, envidiando siempre a los demás. Su situación es siempre desesperada; la de otros es siempre mejor. Su vida es la más desgraciada. Son candidatos a la depresión. Sus vidas son estériles y dignas de compasión.

La última de las cuatro actitudes es la de aquellos que solo ven el mal por todas partes, tanto en sí mismos como en su alrededor. Son candidatos al suicidio físico y psíquico. Éstos son radicalmente pesimistas. Son los profetas del fracaso. Maldicen de la obscuridad, pero no se dedican a encender una luz. Maldicen de lo que existe, pero su negativismo les impide emprender la construcción de lo que no existe.

La actitud más sana ante la vida es el realismo optimista. Consiste en darnos cuenta y aceptar sin maldecir que la realidad en que vivimos es una mezcla de bien y de mal, de oportunidades y frustraciones, de logros y de derrotas. Trátase de una actitud no meramente contemplativa sino operativa. El mal debe ser combatido y el bien debe ser fomentando. La conciencia de nuestras limitaciones y de las dificultades no debe obnubilar la conciencia de nuestras posibilidades, ni frenar la toma de decisiones.

Es pesimista quien se sienta a llorar o maldecir sin esperanza sobre la maldad y la injusticia, quien se contenta con rasgarse las vestiduras pero no hace más nada. Es optimista realista quien denuncia el mal para construir el bien, quien critica constructivamente, quien no solo denuncia problemas sino que propone también soluciones y se compromete con ellas.

Quienes son realistas optimistas aceptan que viven en un mundo lleno de injusticias y desigualdades. Pero están convencidos de los valores y capacidad de cada ser humano. Son optimistas en el sentido de que creen posible el triunfar ante y a pesar de las dificultades; que es posible construir una patria y una sociedad mejores, y se comprometen en esa maravillosa construcción.

Los seres humanos debemos preocuparnos más por crear que por criticar; más de la vida que de la muerte; más en construir que en destruir; quejarnos menos y realizar más; pasar del lamento a la actividad creadora. ♥︎