lunes, mayo 15, 2023
La Fábula del Ratón Intrépido: Descubre el Poder de la Armonía Interior para Conquistar tus Miedos y Alcanzar el Éxito
miércoles, mayo 03, 2023
Actitud Mental Positiva: Cómo cultivar una perspectiva optimista ante los desafíos de la vida
La vida puede ser dura, eso es indudable. A menudo nos encontramos enfrentando desafíos, situaciones complicadas y decisiones difíciles. En momentos así, es fácil caer en una espiral de negatividad, dejándonos arrastrar por el pesimismo y la tristeza. Sin embargo, existe una filosofía que nos invita a mirar las cosas de manera diferente: la Actitud Mental Positiva.
La Actitud Mental Positiva es una forma de vida que se basa en la creencia de que el pensamiento positivo puede influir en nuestras emociones, acciones y resultados. Esta mentalidad nos permite enfrentar los desafíos de la vida de manera constructiva, enfocándonos en las soluciones en lugar de los problemas. En otras palabras, se trata de cultivar una perspectiva optimista y proactiva.
Pero, ¿Cómo podemos desarrollar una Actitud Mental Positiva? A continuación, te compartimos algunas ideas que te pueden ayudar:
Practica la gratitud: Una forma sencilla de cultivar una actitud positiva es agradeciendo por lo que tienes. En lugar de enfocarte en lo que no tienes, haz una lista de todo lo que te hace feliz y agradecido. Puede ser algo tan simple como el hecho de estar vivo, tener un techo sobre tu cabeza o una persona que te ama.
Encuentra el lado positivo: En momentos difíciles, es fácil caer en la negatividad y el pesimismo. Sin embargo, intenta enfocarte en lo que puedes aprender de la situación y cómo puedes crecer a partir de ella. Si algo no salió como esperabas, pregúntate qué puedes hacer para mejorar la próxima vez.
Visualiza tus objetivos: En lugar de preocuparte por lo que no has logrado todavía, visualiza tus objetivos y piensa en cómo puedes alcanzarlos. Imagínate ya habiendo alcanzado lo que deseas, y piensa en cómo te sentirías en ese momento. Esta práctica te ayudará a enfocarte en el futuro y en las soluciones.
Rodéate de personas positivas: Las personas que nos rodean pueden tener una gran influencia en nuestro estado de ánimo. Si quieres cultivar una actitud positiva, rodéate de personas que te apoyen y te animen. Busca amigos que te inspiren a ser mejor y que te ayuden a ver el lado positivo de las cosas.
Practica la resiliencia: La resiliencia es la capacidad de superar los desafíos y adaptarse a las circunstancias cambiantes. Si quieres cultivar una Actitud Mental Positiva, es importante que aprendas a ser más resiliente. Esto significa ser flexible, estar abiertos al cambio y encontrar soluciones creativas a los problemas.
Al desarrollar una Actitud Mental Positiva, no solo estarás más preparado para enfrentar los desafíos de la vida, sino que también te sentirás más feliz y satisfecho. La mentalidad positiva te ayudará a encontrar el lado positivo de las cosas, a disfrutar de las pequeñas cosas de la vida y a mantener la motivación y la energía para lograr tus objetivos.
En conclusión, la Actitud Mental Positiva es una filosofía de vida que nos invita a ver las cosas de manera diferente. Al cultivar una perspectiva optimista, podemos aprender a enfrentar los desafíos con una actitud constructiva, enfocándonos en las soluciones en lugar de los problemas. Además, nos permite apreciar las cosas buenas que tenemos en la vida y agradecer por ellas.
La mentalidad positiva no es algo que se logre de la noche a la mañana, sino que requiere práctica y esfuerzo. Requiere que seamos conscientes de nuestros pensamientos y emociones y que trabajemos en transformarlos en pensamientos más constructivos y positivos.
Puede ser difícil mantener una actitud positiva todo el tiempo, especialmente cuando enfrentamos situaciones realmente desafiantes. Sin embargo, si practicamos la gratitud, nos rodeamos de personas positivas, visualizamos nuestros objetivos, y somos resistentes, podemos mejorar nuestra perspectiva y actitud ante la vida.
En definitiva, la Actitud Mental Positiva nos invita a ver las cosas de manera diferente y a enfocarnos en lo que sí podemos hacer. Al hacerlo, podemos sentirnos más felices, motivados y capaces de enfrentar los desafíos que la vida nos presenta. Siempre es posible encontrar algo positivo en cada situación, por muy difícil que parezca. Al enfocarnos en lo positivo y mantener una mentalidad constructiva, podemos crear una vida más satisfactoria y feliz.
Revista Sembradores
martes, mayo 02, 2023
Encendiendo la chispa: La importancia de la motivación en la búsqueda del éxito y la felicidad
lunes, agosto 09, 2021
¡Créalo, sí se puede ser feliz!
Una de las principales aspiraciones, por no decir la principal de todo ser humano, consiste en hallar la tan anhelada felicidad. Pero, ¿Qué es la felicidad? La felicidad tiene un diferente significado para cada persona y esto se debe a la jerarquización de los valores. Para algunos, el dinero por ejemplo, es el principal gestor de la felicidad, pues les permite gozar de ciertos bienes y privilegios que éste otorga. Pero para otros, no es el dinero el principal causante de la felicidad sino la realización de los altos ideales. Sin embargo, sea cual fuere el concepto que cada uno tenga de lo que es la felicidad, lo importante es que a la realización de estos se experimente la auténtica y duradera felicidad que es en donde debemos fijarnos y preguntarnos: ¿Cómo viven aquellos que han alcanzado lo que nosotros deseamos? Lo que sí es cierto es que una vez alcanzamos algo experimentamos por un corto tiempo la alegría de tenerlo o de haberlo alcanzado para luego comenzar a buscar tener o realizar alguna otra meta, algún otro sueño y esta es precisamente la trampa de querer hallar la felicidad a través del tener, ya que nunca seremos saciados totalmente.
Esto no significa, desde luego, que debamos dejar de tener metas o sueños, pues ellos son nuestros motivadores. Significa, más bien, que no debemos dejar que nuestra felicidad esté supeditada a logros externos a nosotros, pues si no realizamos esos sueños quedará frustrada nuestra vida. Es decir, que habremos vivido en vano. Para no permitir que esto suceda debemos más bien disfrutar el aquí y el ahora que es lo que realmente existe y sobre lo que tenemos poder.
Recordemos aquella máxima del gran pensador: la felicidad no es un punto de llegada sino una manera de viajar. No es lo que pudo ser ayer, pues el pasado ya se fue; tampoco es lo que podrá ser mañana, pues el futuro nadie nos lo garantiza. Solo nos queda entonces un tiempo que es el hoy, pero un hoy bien vivido. Que las cosas no haya sucedido en nuestra vida tal como las deseábamos no es motivo para no ser felices. Debemos contar con lo que tenemos hoy. Uno de los factores que influye enormemente en nuestra vida, o que permitimos que influya lo es el hecho de que sobrevaloramos lo que no tenemos y subvaloramos lo que tenemos. Entonces para hacer una buena jugada debemos invertir el proceso; es decir, subvalorar lo que tenemos y sobrevalorar lo que no tenemos. Esto si referenciamos nuestra felicidad con base en el tener. Si por el contrario el punto de referencia para medir nuestra felicidad está basado en el ser, entonces para ser felices lo único que necesitamos es existir, y buscar experimentar a cada instante la plenitud del ser, auténtico, sin ataduras, libre… Quienes tienen pueden ser felices si su riqueza y el cuidado de ellas no les quitan su tranquilidad y paz mental; es decir, si tienen sus riquezas y no sus riquezas los tienen a ellos. Y si pueden sin ningún trauma desprenderse de ellas. Quienes no tienen, pueden ser felices si después de satisfacer sus necesidades básicas buscan la trascendencia de su ser a través de altos y nobles ideales. O bien si detrás del querer tener conserva su tranquilidad y paz interior, no permitiendo que un suceso externo a ellos sea el que determine su felicidad.
Amigo lector, si usted hace una lista con los motivos por los cuales no puede ser feliz, de seguro encontrará muchos y tiene usted toda la razón, porque es la manera como usted observa el mundo, es su realidad, realidad que es a usted la única persona que le corresponde modificar. La felicidad, contrario a lo que muchos creen, no se da entre más tengamos, sino entre menos necesitemos.
Olvídese de las promesas comerciales para ser feliz, no existen castillos ni príncipes azules fuera de usted. Deshágase de la falsa creencia que de que será feliz cuando tenga esto o aquello, o cuando sucedan ciertas cosas en su vida. Tal vez de tanto buscarla no dé ocasión para encontrarla; porque ella está ahí, muy cerca, ¡está dentro de usted! Comprenda el hecho de que el universo no puede satisfacer los caprichos de cada ser humano, él sigue unas leyes inexorables que garantizan la libertad y el orden. Sí, usted puede ser feliz ahora, con lo que es y con lo que tiene, sólo basta querer serlo y centrarse en los regalos que cada día le da la vida.
Para
usted se levanta el Sol cada mañana; para usted canta el jilguero, para usted
salen las estrellas; para usted abre sus pétalos la rosa. Sea consciente que
nos hacemos infelices cuando despreciamos estas riquezas que son gratuitas por
ir en busca de las miserias costosas. Usted no vino para quedarse y todo lo que
le muestran los sentidos algún día pasará. Recuerde entonces siempre que la
vida le propone unas condiciones y es usted quien decide cómo vivirlas. Deje de
lado las muletas de autocompasión y láncese a disfrutar a plenitud la
maravillosa aventura que significa vivir disfrutando tanto sus éxitos como sus
derrotas. Solo así logrará alcanzarla hasta hoy esquiva felicidad. ♥︎
Revista Sembradores
jueves, julio 08, 2021
El círculo del 99
Había una vez un rey muy triste que tenía un sirviente que era muy feliz. Todas las mañanas llegaba a traer el desayuno y despertaba al rey cantando y tarareando alegres canciones de juglares. Una sonrisa se dibujaba en su distendida cara y su actitud para con la vida era siempre serena y alegre. Un día el rey lo mandó a llamar.
—Paje –le dijo- ¿Cuál es el secreto?
—¿Qué secreto, Majestad?
—¿Cuál es el secreto de tu alegría?
—No hay ningún secreto, Alteza.
—No me mientas, paje. He mandado a cortar cabezas por
ofensas menores que una mentira.
—No le miento Alteza, no guardo ningún secreto.
—¿Por qué estas siempre alegre y feliz? Eh, ¿Por qué?
—Majestad, no tengo razones para estar triste. Su Alteza me
honra permitiéndome atenderlo. Tengo mi esposa y mis hijos viviendo en la casa
que la Corte nos ha asignado, somos vestidos y alimentados, y además su Alteza
me premia de vez en cuando con algunas monedas para darnos algunos gustos,
¿Cómo no estar feliz?
—Si no me dices ya mismo el secreto, te haré decapitar,
dijo el rey. Nadie puede ser feliz por esas razones que has dado.
—Pero Majestad, no hay secreto. Nada me gustaría más que
complacerlo, pero no hay nada que yo esté ocultando…
—Vete, ¡vete antes de que llame al verdugo!
El sirviente sonrió, hizo una reverencia y salió de la
habitación. El rey estaba como loco. No consiguió explicarse cómo el paje
estaba feliz viviendo de prestado, usando ropa usada y alimentándose de las
sobras de los cortesanos. Cuando se calmó, llamó al más sabio de sus asesores y
le contó su conversación de la mañana.
—¿Por qué él es feliz?
—Ah, Majestad, lo que sucede es que él está afuera de su
círculo.
—¿Fuera del círculo?
—Así es.
—¿Y eso es lo que lo hace feliz?
—No Majestad, eso es lo que no lo hace infeliz.
—A ver si entiendo, ¿estar en el círculo te hace infeliz?
—Así es.
—¿Y cómo se salió?
—Nunca entró Su Majestad.
—¿Qué círculo es ese?
—El círculo del 99
—Verdaderamente, no te entiendo nada.
—La única manera para que entendieras, sería mostrártelo en
los hechos.
—¿Cómo?
—Haciendo entrar a tu paje en el círculo.
—¡Eso! obliguémoslo a entrar.
—No, Alteza, nadie puede obligar a nadie a entrar en el
círculo.
—Entonces habrá que engañarlo.
—No hace falta, Su Majestad. Si le damos la oportunidad, él
entrará solito.
—¿Solito? ¿Pero él no se dará cuenta de que eso es su
infelicidad?
—Si se dará cuenta.
—¡Entonces no entrará!
—No lo podrá evitar.
—¿Dices que él se dará cuenta de la infelicidad que le
causará entrar en ese ridículo círculo, y de todos modos entrará en él y no
podrá salir?
—Tal cual Majestad; estás dispuesto a perder un excelente
sirviente para poder entender la estructura del círculo?
—Sí.
—Bien, esta noche te pasaré a buscar. Debes tener preparada
una bolsa de cuero con 99 monedas de oro, ni una más ni una menos.
—¡99! ¿Qué más? ¿Llevo los guardias por si acaso?
—Nada más que la bolsa de cuero. Majestad, hasta la noche.
Así fue. Esa noche, el sabio pasó a buscar al rey. Juntos
se escurrieron hasta los patios del palacio y se ocultaron, junto a la casa del
paje. Allí esperaron el alba. Cuando dentro de la casa se encendió la primera
vela, el hombre sabio agarró la bolsa y le pichó un papel que decía:
“Este tesoro es tuyo. Es el premio por ser un buen hombre.
Disfrútalo y no cuentes a nadie como lo encontraste”.
Cuando el paje salió, el sabio y el rey espiaban, para ver
lo que sucedía. El sirviente vio la bolsa, leyó el papel, agitó la bolsa y al
escuchar el sonido metálico se estremeció, apretó la bolsa contra el pecho,
miró hacia todos lados y cerró la puerta.
El rey y el sabio se arrimaron a la ventana para ver la
escena. El sirviente había tirado todo lo que había en la bolsa sobre la mesa y
dejado solo la vela. Se había sentado y había vaciado el contenido en la mesa.
Sus ojos no podían creer lo que veían. ¡Era una montaña de monedas de oro! Él,
que nunca había tocado una de esas monedas, tenía hoy una montaña de ellas para
él. El paje las tocaba y amontonaba, las acariciaba y hacía brillar la luz de
la vela sobre ellas. Las juntaba y desparramaba, hacía pilas de monedas. Así,
jugando y jugando empezó a hacer pilas de 10 monedas. Una pila de diez, dos
pilas de diez, tres pilas, cuatro, cinco… y mientras sumaba 10, 20, 30, 40, 50,
60… hasta que formó la última pila: ¡9 monedas! Su mirada recorrió la mesa
primero, buscando una moneda más; luego en el piso y finalmente en la bolsa.
—No puede ser, pensó.
Puso la última pila al lado de las otras y confirmó que era
más baja.
—Me robaron –gritó-, me robaron, ¡malditos!
Una vez más buscó en la mesa, en el piso, en la bolsa, en
sus ropas, sus bolsillos, corrió los muebles, pero no encontró lo que buscaba.
Sobre la mesa, como burlándose de él, una montañita resplandeciente le
recordaba que había 99 monedas de oro, “sólo 99”.
—99 monedas. Es mucho dinero, pensó. Pero me falta una
moneda. Noventa y nueve no es un número completo –pensaba-, Cien es un número
completo pero noventa y nueve, no.
El rey y su asesor miraban por la ventana. La cara del paje
ya no era la misma, estaba con el ceño fruncido y los rasgos tiesos, los ojos
se habían vuelto pequeños y arrugados y la boca mostraba un horrible rictus. El
sirviente guardó las monedas en la bolsa y mirando para todos lados para ver si
alguien de la casa lo veía, escondió la bolsa entre la leña. Tomó papel y pluma
y se sentó a hacer cálculos.
¿Cuánto tiempo tendría que ahorrar el sirviente para
comprar su moneda número cien?
Todo el tiempo hablaba solo, en voz alta. Estaba dispuesto
a trabajar duro hasta conseguirla.
Después, quizás no necesitara trabajar más. Con cien
monedas de oro, un hombre puede dejar de trabajar. Con cien monedas de oro un
hombre es rico. Con cien monedas se puede vivir tranquilo.
Sacó el cálculo. Si trabajaba y ahorraba su salario y algún
dinero extra que recibía, en once o doce años juntaría lo necesario.
Sacó las cuentas: sumando su trabajo en el pueblo y el de
su esposa, en siete años reuniría el dinero. ¡Era demasiado tiempo! Quizás
pudiera llevar al pueblo lo que quedaba de comidas todas las noches y venderlo
por unas monedas. De hecho, cuanto menos comieran, más comida habría para
vender… Vender… Vender… Estaba haciendo calor. ¿Para qué tanta ropa de
invierno, para qué más de un par de zapatos? Era un sacrificio, pero en cuatro
años de sacrificios llegaría a su moneda cien.
El rey y el sabio volvieron al palacio. El paje había
entrado en el círculo del 99…
Durante los siguientes meses, el sirviente siguió sus planes
tal como se le ocurrieron aquella noche. Una mañana, el paje entró a la alcoba
real golpeando las puertas, refunfuñando de malas pulgas.
—¿Qué te pasa?, preguntó el rey de buen modo.
—Nada me pasa, nada me pasa.
—Antes, no hace mucho, reías y cantabas todo el tiempo.
—Hago mi trabajo, ¿no? ¿Qué querría su Alteza, que fuera su
bufón y su juglar también?
No pasó mucho tiempo antes de que el rey despidiera al
sirviente. No era agradable tener un paje que estuviera siempre de mal humor.
Ustedes y yo y todos alrededor hemos sido educados en esta
psicología: siempre nos falta algo para estar completos, y sólo completos se
puede gozar de lo que se tiene. Por lo tanto, nos enseñaron que la felicidad
deberá esperar hasta completar lo que falta. Y como siempre nos falta algo, la
idea retoma el comienzo y nunca se puede gozar de la vida. Pero, qué pasaría si
la iluminación llegara a nuestras vidas y nos diéramos cuenta, así, de golpe,
que nuestras 99 monedas son el cien por ciento del tesoro, que no nos falta
nada, que nadie se quedó con lo nuestro, que nada tiene de más redondo cien que
noventa y nueve, que todo es sólo una trampa, una zanahoria puesta frente a
nosotros para que seamos tontos, para que jalemos del carro, cansados,
malhumorados, infelices o resignados. Una trampa para que nunca dejemos de
empujar y que todo siga igual… ¡eternamente igual!
Cuantas cosas cambiarían si pudiéramos disfrutar de
nuestros tesoros tal como están.
Sé un promotor de los valores… Si nosotros no hacemos algo
por cambiar nuestro entorno… ¿Quién lo hará…? ¿Qué sociedad le quieres heredar
a tus hijos…? ¿Qué hijos le piensas dar a la sociedad?. ♥︎
Revista Sembradores
lunes, julio 05, 2021
MI PAREJA: un encuentro conmigo
¿Estás siendo infeliz en la relación de pareja?
Entonces, si es así revisemos qué pasa, pero empezaremos por
revisar que pasa contigo, no con el otro. Porque una de las posturas que más
agranda el conflicto es cuando creemos que el problema es ese otro.
La pareja realmente no tiene la posibilidad de hacerte infeliz.
Ten presente que no importa lo que esté sucediendo, siempre obsérvate y revisa
qué hay dentro de ti que genera esa situación. Porque, fíjate que es común
observar a uno de los miembros de la pareja pidiéndole al otro un comportamiento
adecuado para poder ser feliz, y cuanto más le exigimos a nuestra pareja
conductas adecuadas, más revelamos nuestros vacíos como hijos. A veces esto es
sorprendente y algunas personas dicen: "pero, ¿qué tiene que ver mi experiencia
de hijo con mi actualidad en la pareja?" Y la verdad es que esos vacíos que tuvimos
en nuestra familia nuclear inciden directamente en nuestra relación de pareja.
En estos momentos podríamos recordar cuando por ejemplo sentías: “¡Mamá o Papá,
no me dejes!” o “No me señalen de todo…” o cuando sentimos: “No es justo que
prefieran más a mi hermano que a mí” o cuando sentíamos ante nuestros padres:
“Mamá o Papá ¡nunca sabrán cuánto hice para ganarme su amor! o en el caso: “Mi
papá prefirió a otra mujer más que a mi mamá y cuánto tuve que defender a mi madre
de mi padre…” ¿Sabes algo?, todas estas historias y muchas más que no alcanzo a
mencionarte nos vuelven a sorprender en nuestra relación de pareja, y casi son
las mismas frases que hoy le repetimos: un “no me dejes, valórame, valora lo
que he hecho por ti, no me cambies por nadie…”
Es bueno que sepan que en muchos casos la pareja viene a
detonar todas aquellas historias ocultas, no importa cuánto quieras ocultar tu
pasado o cuanto quieras obviarlo, la pareja viene a mostrar todo esto que en
nosotros no ha sido resuelto. Esto me permite decirte que la infelicidad en tu
relación de pareja pertenece al mundo de tus expectativas.
Hay personas que se consiguen a una pareja y creen que se
encontraron con el remedio de todos sus males, al punto que se olvidan de su
familia sin saber que SIN PADRES NO HAY PAREJA. Esto quiere decir que un vacío de
papá, por ejemplo, para un hombre, pone en riesgo su habilidad para ser hombre
de su mujer. Un hombre que rechaza las conductas de su padre está propenso a repetirlo, o una hija herida en su relación con la madre luchará mucho para mantener una
relación de pareja, y frecuentemente vemos que toda hija herida de la madre
será una esposa herida por su hombre. Así es que cuando renuncian a la familia
por la pareja entonces convierten a la pareja en el eje de sus vidas, y esto es
porque renunciamos a la responsabilidad que tenemos con nosotros mismos de
seguir siendo nosotros y de velar por nuestras propias necesidades, esto sin
llegar a suponer el peso en el que nos convertimos para nuestra pareja cuando
comenzamos con un “ayúdame, atiéndeme, acompáñame…” y la pareja no está
diseñada para resolver en nosotros este tipo de necesidades.
Aquí quiero hacer un paréntesis para recordarte que la felicidad
viene de sentirnos en sintonía con la vida, y si preguntas como es estar en
sintonía con la vida, debes saber que estar en sintonía también es amar todo
tal cual es; que cuando descubres la utilidad de lo imperfecto entras en un
respeto por lo que pasa. La vida es un gozo y cuando experimentas esa plenitud es
cuando le puedes decir a tu pareja: “conozco la felicidad que viene de mí y esa
es la felicidad que quiero compartir contigo, no la que vengo a exigirte,” porque
el que exige en la pareja es nuestro niño interno herido; es el que reclama, el
que grita, el que golpea.
De alguna manera, con todo esto, te estoy invitando a que
aproveches las situaciones difíciles en tu relación de pareja para ocuparte de
ti para sanarte, para que puedas hacer que tu gran conflicto de pareja se convierta
en tu gran bendición.
Acompáñame en la creencia de que es posible hacer la diferencia, tú y yo somos uno. ♥︎
Dr. Alberto Chirinos
Comunicador y conductor del programa de televisión “Ser Integral”.
viernes, julio 02, 2021
Solo por hoy
Solo
por hoy…
…seré
feliz. La felicidad reside y se manifiesta desde mi interior; no es un
acontecimiento externo.
…me
ajustaré a lo que es y no trataré de ajustar todas las cosas a mis propios
deseos. Aceptaré mi familia, mis negocios y suerte como son y procuraré encajar
en todo ello.
…cuidaré
de mi organismo, lo ejercitaré, lo alimentaré, no abusaré de él ni lo
abandonaré, de tal forma que será una perfecta máquina para mis cosas.
…fortaleceré
mi espíritu. Aprenderé algo útil. No seré un haragán mental. Leeré algo que
requiera de mí: esfuerzo, meditación y concentración.
…ejercitaré
mi alma de tres modos. Haré a alguien algún bien sin que él o ella lo descubra.
Haré dos cosas que no me agrade hacer, tan solo –como lo dice William James– por
ejercitarme.
…seré
agradable. Tendré el mejor aspecto que pueda, me vestiré con la mayor
corrección a mi alcance, hablaré en voz baja, me mostraré cortés, seré generoso
en la alabanza, no criticaré a nadie, no buscaré defectos en nada, y no dirigiré
ni enmendaré la plana de mi prójimo.
…viviré
únicamente este día, sin abordar a la vez todo el problema de la vida, puedo
hacer en doce horas cosas que me espantarían si tuviera que mantenerlas durante
una vida eterna.
…tendré
un programa. Consignaré por escrito lo que espero hacer cada hora. Cabe que no
siga exactamente el programa, pero lo tendré. Eliminaré dos plagas: la prisa y
la indecisión.
…tendré
media hora tranquila de soledad y descanso. En esta media hora pensaré a veces en Dios, a fin de conseguir una mayor
perspectiva de mi vida.
…no
tendré miedo y, especialmente, miedo de
ser feliz, de disfrutar de lo bello, de amar y de creer que las cosas y las
personas que amo me aman.
Solo por hoy, porque el hoy bien vivido sana la herida del ayer, y hace del mañana una visión de esperanza. ♥︎